ABC 13/06/14
ÁLVARO MARTÍNEZ
Un catalán, sí, ha sido un catalán quien ha cerrado las casi 15.000 audiencias que Don Juan Carlos ha celebrado a lo largo de sus 39 años de reinado… [Debe de ser esta una de las «exclusiones a Cataluña» en las que Duran i Lleida basó la mezquina abstención de CiU en la ley de Abdicación anteayer en el Congreso].
Joaquim Gay de Montellà, presidente de una de las patronales catalanas, tuvo, pues, la fortuna de pasar a los libros de historia como la última persona que despachó con el mejor Rey que haya tenido España. ¿Poca cosa? Según se mire, si tenemos en cuenta que el primero que pasó por el salón de audiencias de La Zarzuela a encontrarse con el Monarca recién proclamado, un 22 de noviembre de 1975, fue el vicepresidente de los Estados Unidos, Nelson Rockefeller. Todo el mundo se fija en el primero y el último de algo. ABC, que ya por entonces llevaba 72 años contando lo que ocurría en España y en el mundo, se hizo eco de aquella primera recepción. Y si estas páginas contaron la primera, era obligado que acogieran también la última.
En este contexto de picores independentistas, el gesto del Monarca no debe ser tomado, por tanto, como una anécdota para biógrafos, ratones de estadística o enciclopedistas del juancarlismo, sino como la penúltima gran lección que da Don Juan Carlos a quienes no paran de rascarse la identidad (y la barretina) y han elegido como bálsamo sanador de esa urticaria la deslealtad y la patraña del presunto desafecto del Estado a una de sus partes.
«Esta es la última», dijo el Rey cuando posaba para los fotógrafos con Gay. Nueva mano tendida, nuevo gesto, nuevo mensaje, más grandeza… O, simplemente, dos españoles hablando de España.