Algunos partidos políticos están incurriendo en un alarmismo injustificado y contraproducente con respecto al proyecto de reforma del estatuto de autonomía vasco.
Es injustificado porque, como se verá a continuación, la situación no pasa de ser el normal devenir de la política. Revisemos, con los pies en el suelo y sin ideas preconcebidas, cuáles son los hechos reales:
– las autoridades territoriales nacionalistas han arriado la bandera española. En palacio y en las dependencias públicas y las plazas urbanas ondea ya la bandera nacionalista.
– los parlamentarios nacionalistas han proclamado, actuando fuera de su ámbito de competencia, la existencia y el carácter soberano de un nuevo ente político, el Pueblo Vasco, al que se atribuye la titularidad exclusiva de un territorio que comprende parte de España y de Francia.
– en esta proclama constituyente se da formalización legal al principio de segregación entre ‘nacionales’ y ‘residentes’.
– esta segregación étnico-lingüística viene ya aplicándose en la práctica mediante la identificación del euskera como idioma de los ‘nacionales’ y la privación efectiva a los no nacionales (residentes actuales o potenciales) del acceso al empleo público mediante la exigencia del conocimiento exhaustivo de dicha lengua minoritaria de extraordinariamente difícil adquisición y escaso uso privado. El mismo principio disuasorio se aplica a la educación pública, exclusivamente en euskera.
– el presidente autonómico ha declarado su propósito de convocar un referéndum ilegal para la ratificación popular de la proclama (la cual está asegurada, pues sólo tomarán parte en tal ilegalidad los seguidores nacionalistas).
– entre los promotores de ese acto se encuentran los miembros de una organización calificada por el Tribunal Supremo y la Unión Europea como ‘terrorista’ y cuya pertenencia al entramado de ETA es de dominio público general.
– los mismos parlamentarios nacionalistas se han negado a ejecutar la sentencia del Tribunal Supremo que declara extinguido el grupo parlamentario de esta organización terrorista.
– los partidos que forman el gobierno local han pactado (se dispone del documento escrito) con la banda terrorista la exclusión política de los no nacionalistas, a quienes esta banda viene asesinando, secuestrando y extorsionando desde hace 40 años, para la ‘construcción nacional’ del nuevo ente político.
– las fuerzas de policía dependientes de las autoridades nacionalistas no han perseguido activamente a la banda terrorista e incluso han recibido órdenes expresas de abstenerse.
– el presidente nacionalista ha afirmado públicamente que desde el poder que detenta (éste es ya el verbo correcto) se aplicará la voluntad del nuevo ente político y se rechaza cualquier injerencia exterior.
Además de estos tranquilizadores hechos, el alarmismo resulta también injustificado porque frente a este alzamiento nacional se encuentra la clara, firme y responsable autoridad del gobierno central sostenido por la coalición psoe-psc-erc-iu.
Y es contraproducente porque genera en la sociedad la expectativa de una reacción por parte del Estado de derecho que no se ha producido hasta el momento en los últimos 30 años (salvo el breve intervalo de coalición constitucionalista psoe-pp) ni se va a producir ahora.
Así que no pasa nada, cada uno que vuelva a lo suyo y a olvidarse del asunto, que ya se encarga Zapatero.
Para animar un poco, el presidente ha contado un chiste: ‘Se abre el telón y se ven cuatro personas del psoe y de iu y tres sillas. Se cierra el telón. Se abre el telón y se ve a una de estas personas sin vida. ¿Cómo se llama la película? «Antes muerta que sinsilla«.
Bilbaíno, 13/1/2005