EL CONFIDENCIAL 18/05/15
Nicolás Maduro no sólo mantiene una agria polémica verbal con el Gobierno de España. También libra un conflicto soterrado con Madrid utilizando a ETA como moneda de cambio. El caso más evidente de esa colaboración interesada de Caracas con la organización terrorista es la inmunidad con la que Ignacio de Juana Chaos se mueve por su territorio. El Ejecutivo venezolano sigue sin responder al requerimiento de la Justicia española para que entregue al sanguinario etarra, que reside en el norte del país desde que huyó de Irlanda del Norte en 2010 y tiene una causa pendiente en la Audiencia Nacional. Pero el Ejecutivo de Maduro también está prestando apoyo a la banda de otras formas más discretas.
Según ha podido averiguar este diario, el Gobierno sudamericano ha colocado en la primera compañía del país, la gigantesca empresa pública Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA), a Xabier Arruti Imaz, el histórico miembro de la banda que los expertos en la lucha antiterrorista colocan al frente de la estructura que la organización mantiene en ese estado, convertido en refugio operativo e intelectual de su actividad armada. Los otros dos etarras que lideran el frente venezolano son Koldo Zurimendi y Asun Arana.
Un restaurante en la playa
Arruti llegó a Venezuela en los años 80 huyendo de la Justicia. El comando al que pertenecía fue desarticulado después de un atentado fallido contra un policía nacional. Hasta ahora se había ganado la vida con un restaurante situado en la localidad costera de Chichiriviche, al oeste de Caracas, uno de los puntos calientes del exilio etarra en ese país. Fue en esa localidad precisamente donde De Juana Chaos montó una licorería para conseguir ingresos complementarios a los que periódicamente le transfiere ETA.
Arruti compaginaba el restaurante con su carrera política como representante en el estado de Falcón del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), la formación del chavismo. Pero Maduro ha decidido ofrecerle ayuda extra consiguiéndole un sueldo público. Según consta en la base de datos del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales, a la que ha tenido acceso El Confidencial, el líder de ETA en ese país trabaja en la actualidad para la compañía Gas Comunal SA, una filial de PDVSA.
El salario que percibe en la petrolera estatal se encuentra muy por encima de la media del país. La mayoría de los venezolanos se mueven en torno al sueldo mínimo, fijado en estos momentos por el Gobierno de Maduro en 5.634 bolívares, al cambio, unos 785 euros. Sin embargo, según consta en la documentación oficial, Arruti ingresa en estos momentos 11.976 bolívares al mes, 1.669 euros, más del doble del salario mínimo, pese a no tener ningún tipo de experiencia profesional conocida en el mundo del gas ni de los hidrocarburos.
Cubillas vuelve al trabajo
No es el único etarra que está en nómina de la Administración venezolana. El anterior hombre fuerte de la banda en ese país, el también reclamado por España Arturo Cubillas por haber ejercido presuntamente de enlace entre ETA y la guerrilla colombiana de las FARC, encontró primero un refugio económico en el Instituto Nacional de Tierras y de ahí saltó luego a la Corporación Venezolana de Alimentos SA. En 2013 abandonó ese organismo durante unas semanas pero, tal y como recoge el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales, ha vuelto a incorporarse a la misma empresa pública, creada en 2010 por Hugo Chávez, para gestionar explotaciones agrícolas y ganaderas de propiedad estatal.
Según consta en la documentación a la que ha tenido acceso este diario, el salario oficial de Cubillas sería bastante más modesto que el de Arruti. En concreto, en 2014 percibió un salario mensual de 6.607 bolívares, unos 920 euros al cambio, ligeramente por encima del salario mínimo fijado para el pasado ejercicio (4.800 bolívares, en torno a 670 euros).