ABC 23/05/15
· «Hay actitudes que ponen a cada uno en su sitio», advierte la vicepresidenta del Ejecutivo, en referencia a ERC
La pitada contra el himno nacional y contra el Rey que están organizando varias plataformas independentistas para la final de la Copa del Rey, como ha informado ABC, mereció ayer un duro reproche del Gobierno, dirigido a quienes están detrás de esa maniobra, que no son otros que nacionalistas vascos y catalanes, entre ellos ERC. La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, exigió respeto para los símbolos «de la democracia y de todos los españoles» y advirtió a los independentistas de que «no todo puede utilizarse al servicio de la independencia».
«Ya está bien de intentar hacer política en todos los foros y con todos los temas», indicó Santamaría, una firme defensora de no mezclar nunca la política y el deporte, el fútbol en este caso. Primero, por respeto a los aficionados de toda España, que quieren disfrutar de esa final del día 30 entre el Barcelona y el Athletic de Bilbao; y segundo, porque «no todo es bueno para el convento», una manera coloquial de decir que aquí no vale todo ni en todas partes. «Fútbol es fútbol», añadieron después en el equipo de la vicepresidenta, que prefirió no pronunciarse sobre si habría que suspender el partido de fútbol en caso de agravio a los símbolos nacionales, o no. «Vamos a ver lo que pasa la semana que viene», señalan en La Moncloa.
La vicepresidenta Santamaría pidió que el día 30 se deje disfrutar a las aficiones de esa final, y se respeten los símbolos «que identifican a la democracia española». En cualquier caso, subrayó que hay actitudes, como la de ERC a la hora de impulsar este tipo de agravios al himno nacional y al Rey, que «ponen a cada uno en su sitio».
Mientras prosigue la polémica por la final de la Copa, en Cataluña, estos días todas las miradas convergen en el resultado de las municipales, particularmente en Barcelona, que servirán de termómetro para calibrar la salud del proceso soberanista. Un mal resultado de los partidos secesionistas, y de manera especial la hipotética pérdida de Barcelona por parte de CiU, se señalan como el más que probable pretexto que esgrimiría Artur Mas para posponer las plebiscitarias de septiembre.
Aunque el alcalde Xavier Trias (CiU) se ha esforzado en hacer una campaña de perfil bajo en este campo –llegó a reconocer que unas elecciones en clave soberanista le perjudicaban–, fue ayer el presidente Mas quien izó de nuevo la «estelada» para poner la alcaldía de Barcelona como medida del éxito: «No lo lograremos (la independencia) si (Barcelona) nos da la espalda».
A diferencia de las autonómicas de septiembre –donde el «éxito» soberanista está en saber si la suma de CiU y ERC alcanzarán la mayoría absoluta–, en Barcelona, mucho más templada en el debate «nacional», el objetivo es menos ambicioso. Se trata, aunque sea por los pelos, de retener la alcaldía. La mayoría de los sondeos –incluido el publicado por ABC– señalan que CiU será la lista más votada, aunque con un retroceso importante de apoyos y la conformación de un pleno atomizado e ingobernable.
La ambigüedad de Colau
El principal rival es BComú –la plataforma liderada por Ada Colau y que integra, entre otras formaciones a ICV y Podemos–, a la que en la recta final de campaña CiU y ERC han intentado que se mojará respecto al «procés». Colau, como Podemos, se instala en una ambigüedad que, en caso de victoria, de ninguna manera permitiría anotar Barcelona en la lista de ciudades independentistas.
Así las cosas, Mas fue ayer rotundo en este campo, al señalar que CiU no puede perder una ciudad «amiga» como Barcelona a favor del derecho a decidir. Por su parte, Trias aseguró que si es reelegido la ciudad «estará siempre al lado del presidente catalán» y al «servicio del país» para hacer «el camino de plenitud nacional».
Frente al discurso soberanista, formaciones como el PP tratan de instalar en la campaña de Barcelona una agenda local, aunque sin perder de vista que, en parte, la votación de mañana podrá leerse también como una primera vuelta de las llamadas «plebiscitarias» de otoño. Así, el alcaldable del PP en Barcelona, Alberto Fernández, hizo ayer un llamamiento a la «movilización» y a «concentrar» el voto en su candidatura, ya que es la única alternativa «sensata», dijo, entre la «Barcelona de la estelada» que representa Trias y la «Barcelona comunista» de Ada Colau.