DAVID GISTAU, ABC – 29/05/15
· Para los votantes de izquierda debe de ser un alivio regresar a un discurso primario y maniqueo en el que el único monstruo detestable es la derecha.
La idea, promovida por Esperanza Aguirre antes de que tuviera otras tres diferentes, del pacto contra todo lo que huela a Podemos evoca las maniobras que antaño se concretaron en el País Vasco contra un factor excepcional, el terrorismo y sus máscaras electorales. Ese contexto no sólo no es aplicable aquí, sino que además resulta absurdo plantear una operación de castigo contra un movimiento que hizo exactamente lo que se le exigió cuando negaba legitimidades con un megáfono en la Puerta del Sol: pasar por las urnas.
Otra cosa sería que los ofrecimientos sólo tuvieran como objeto decir más adelante, cuando Madrid se llene de huertos, de ovejas sueltas, de gente haciendo yoga, de turistas buscando mapa en mano el Palacio Real por Vallecas y de escombros allí donde la expansión urbana iba a crear miles de puestos de trabajo, que al PSOE se le ofreció una salida para no ser cómplice de eso pero que prefirió escorar a ámbitos radicales animado por su fobia al sentido institucional de derechas.
La asociación PSOE/Podemos, artefacto híbrido pensado para ser aparcado en Moncloa, es inevitable. Aunque para ello deba superar algunas contradicciones aprovechando la naturaleza maleable que en política tienen los principios y las frases, incluso las cinceladas en mármol. El PSOE deberá matizar la renuencia a colaborar con los populismos de cuando Podemos aún era el zorro en su corral de votos al que había que ahuyentar. Podemos deberá regresar al paradigma Izquierda vs.
Derecha para exonerar al PSOE de todas las culpas que le adjudicó cuando aún lo definía como uno de los dos personajes culpables tanto de la engañifa franquista que fue el régimen del 78 como de las tramas corruptas y las malicias explotadoras de la casta. Oídas las primeras declaraciones de todos estos cérvidos en berrea, queda claro que los dos partidos justificarán la contradicción mediante el uso de una excusa idéntica: cada uno pretenderá ser la vacuna contra la parte enferma del otro. El PSOE, contra los excesos radicales que cometería Podemos si lo dejaran solo. Podemos, de la conducta antisocial del PSOE mientras fue casta sin contrapesos.
Pienso por otra parte que para los votantes de izquierda debe de ser un alivio regresar a un discurso primario y maniqueo en el que el único monstruo detestable es la derecha. Así ocurrirá cuando el PSOE sea por fin admitido en el canon de pureza de Podemos a pesar de lo mucho que se ha divertido con «los de arriba» durante toda la democracia: quedan expiados los pecados, a la socialdemocracia se le pone el contador de maldades a cero.
El PP, por su parte, y mientras la izquierda de coleta se convierte en «mainstream», tiene como opción romántica aceptar su clandestinidad y ser un poco como Chateaubriand cuando se fue a la Vendée para librar un combate estético contra los jacobinos. Caballeros terratenientes del Sur como los de Faulkner en la hora del último hurra. Es broma, qué van a ser Chateaubriand ni Faulkner estos tecnocratillas arrasados.
DAVID GISTAU, ABC – 29/05/15