ANTONIO RUBIO – EL MUNDO – 30/05/15
· Anteayer me llamó José Amedo, condenado a 108 años de cárcel por su pertenencia a los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL), y me preguntó o pidió si lo acompañaba a un acto que organizaba la Parroquia San Carlos Borromeo de Entrevías (Madrid) por la Paz y la convivencia en Euskal Herria. También me dijo que habría víctimas de ETA y de los GAL, que él quería estar, dar un paso y demostrar que «la reconciliación es posible». Y apostilló: «Quiero hacer público, con mi presencia, que renuncio al pasado». Dije «sí, te acompaño».
Ayer, a las 10.30 horas, Pepe, como lo llamamos todos sus conocidos, ya estaba en el lugar acordado, Auditorio Marcelino Camacho. Y todas las miradas, las de las víctimas y familiares que sufrieron los atentados de los GAL, y los otros, los que padecieron el horror de ETA, centraron su atención y comentarios sobre el ex subcomisario de Policía. También las cámaras, los focos y las grabadoras de los compañeros periodistas buscaron la imagen, impoluta del que fuera capataz del GAL azul, el de la Policía.
Amedo, siempre a mi lado, se sentó en la tercera fila del auditorio. Y, como me prometió, no habló y no intervino; sólo quería estar ahí y reconocer, asumir los errores del pasado. Desde la mesa central, que moderó la periodista Angels Barceló y donde estaban entre otros Axun Lasa–hermana de Josean, asesinado por el GAL verde y enterrado en cal viva–, Karmen Galdeano–hija de Xabier Galdeano, ejecutado por el GAL azul–, Rosa Rodero–viuda de Joseba Goikoetxea, matado por ETA–, se evocó en dos ocasiones el nombre de José Amedo, ninguna en sentido negativo ni despreciativo. Fueron el actor Carlos Olalla y Rosa Rodero quienes lo hicieron para reconocer el paso dado por el ex galoso.
Amedo, algo nervioso, escuchó con suma atención la intervención de Karmen Galdeano, hija del periodista del diario Egin asesinado el 30 de marzo de 1985 en San Juan de Luz por los GAL. Pepe asumía con su cabeza las palabras de Karmen y, cuando terminó, se sumó, como uno más, a los aplausos de reconocimiento del público.
Karmen Galdeano, a la que conozco desde que cubrí el juicio que se celebró en Pau en 1987 contra el comando que eliminó a su padre, me dijo tras saludarnos y antes de que comenzara el acto que, pese a asumir que estuviera Amedo, no le gustaría que interviniera. El ex policía no intervino y Karmen me lo agradeció. Fue un paso, pequeño, hacia esa difícil y complicada convivencia.
Axun Lasa recordó, mirando hacia el sitio que ocupaba Amedo, que a su hermano, José Antonio, lo asesinaron en octubre de 1983 junto a José Ignacio Zabala y que a los dos los enterraron en cal viva. En ese momento, el ex subcomisario, que siempre estuvo a mi lado, tragó saliva y jugó, de puro nervio, con sus manos.
Las horas pasaban, el acto terminó a las 14.00 y Pepe tan sólo se levantó en una ocasión para fumarse un pitillo, un Ducados. Después, con toda discreción y sin querer ser protagonista de nada, se retiró y en la puerta del auditorio se fumó dos más.
Fue un día difícil, complicado, lleno de tensión y nervios, pero se dio un nuevo paso por la paz y la convivencia. Y fue la primera vez que un ex miembro de los GAL asumió y reconoció ante las víctimas sus errores. Me dijo: «Para pasar página hay que escribir la Historia y siguen faltando los autores intelectuales».
ANTONIO RUBIO – EL MUNDO – 30/05/15