EL MUNDO – 06/06/15
· Les pide perdón por «no haber reaccionado antes» y promete una «nueva etapa» con ellas.
El lehendakari, Iñigo Urkullu, logró ayer lo que parecía impensable: que la presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), Ángeles Pedraza, muy crítica con su gestión, alabara su «valentía». Lo hizo con un discurso sin medias tintas en el que aceptó todos los reproches recibidos por los damnificados por la violencia de ETA. Asumió la «autocrítica» por la «desatención institucional» brindada desde el Gobierno vasco a las víctimas, a quienes pidió «perdón» por el trato dispensado. «Debimos reaccionar antes y hacerlo mejor», sentenció.
Con su mensaje de reconocimiento, Urkullu abrió el camino a una «nueva etapa» en su relación con las víctimas. Hasta el jueves, el lehendakari no había recibido a las asociaciones en sus dos años y medio al frente del Gobierno vasco. Ayer, entonó el mea culpa en la Jornada de trabajo sobre Víctimas del Terrorismo y Sociedad en San Sebastián, que dio continuidad al encuentro que había mantenido el día anterior en Vitoria con 11 asociaciones.
Fueron 20 minutos de contundentes disculpas por el pasado y de rotundos compromisos para el futuro. Nunca antes un lehendakari nacionalista había asumido un «sincero sentimiento autocrítico» por haber llegado tarde a la «sensibilidad y respuesta» que merecían las víctimas. «Nos ha faltado inteligencia emocional para transmitir lo que más íntimamente sentíamos: la personalización del afecto hacia cada víctima de la injusticia. Debíamos haber expresado más y mejor lo que más profundamente nos unía, la solidaridad frente a la barbarie», aseveró .
El perdón por la «desatención institucional», que hizo extensible a las víctimas de los GAL, el Batallón Vasco Español o «grupos similares», abarcó en especial a las víctimas de las décadas de los 70, 80 y 90, porque entonces se produjo «un vacío» con su causa.
Urkullu estuvo arropado por varios consejeros y por el equipo de la Secretaría de Paz y Convivencia liderada por Jonan Fernández, cuya labor es muy criticada por las víctimas por su cercanía a las reivindicaciones del entorno radical. Sus palabras despertaron los aplausos de la sala, en la que estaban representadas una decena de asociaciones de víctimas de España. Sólo faltó el colectivo vasco, Covite, de los que acudieron a la reunión de trabajo del día anterior, al considerar este acto como una operación de marketing.
Ahora, falta por ver si este gesto del Gobierno vasco con las víctimas se traduce en hechos prácticos con la asunción de las reivindicaciones que le trasladaron las asociaciones de primera mano. Porque entablar una nueva relación no equivale a una mayor atención a sus demandas.
La intervención de Urkullu tenía un «claro objetivo»: ofrecer un «mensaje de reconocimiento» y promover «la unión entre víctimas y sociedad». Con esta finalidad, la «nueva etapa» con las víctimas se va a asentar en los tres pilares de «la reflexión autocrítica, la determinación de defender un mínimo ético y la voluntad centrada en el objetivo de unir». Sin la amenaza de ETA, Urkullu mostró el «compromiso inequívoco» de que «la memoria y el honor de las víctimas no quedarán relegados por una mirada al futuro que olvide el pasado». «El fin de la violencia no puede suponer pasar página sin clarificación, reconocimiento ni crítica explícita sobre lo sucedido», señaló.
La respuesta del Gobierno
Los pactos con Bildu. La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría se alegró ayer del paso dado por el ‘lehendakarí’, pero no quiso dejar de llamar la atención sobre la cierta contradicción entre el discurso de Urkullu y los pactos postelectorales que se están realizando en Navarra, donde Geroa Bai, la coalición en la que se integra el PNV en la Comunidad, está llegando a acuerdos con Bildu.
Reflexión. «Que sirva para hacer reflexionar a quienes puedan estar planteándose hablar o negociar con quienes no están dispuestos a condenar a la banda o a reconocer el sufrimiento de las víctimas», dijo muy clara Sáenz de Santamaría.