Urkullu: de las buenas palabras a los hechos

ABC 06/06/15
EDITORIAL

EL presidente del Gobierno Vasco, Íñigo Urkullu, pidió perdón a las víctimas de ETA en nombre de las instituciones vascas por no haber sabido reaccionar «antes y mejor» frente al daño causado por el terrorismo. También reclamó que el final de la violencia no se haga «sin clarificación, reconocimientos ni crítica explícita a lo sucedido». La presidenta de la AVT, Ángeles Pedraza, mostró una lógica e inmediata satisfacción por la declaración del lendakari, satisfacción que comparte la inmensa mayoría de la sociedad española, porque el PNV tenía pendiente esa petición de perdón desde hace décadas. Su sentido usufructuario de la violencia de ETA siempre lo puso en una calculada ambigüedad, que lo mismo le permitía pactar con el Gobierno socialista de González la política de dispersión de presos etarras, votar la investidura de Aznar o pactar con los terroristas el acuerdo de Estella. Además, sin llegar a compartir los medios violentos de ETA, el nacionalismo alentó la insolidaridad con las víctimas en todos los estamentos de la sociedad vasca, poniendo en circulación el infame «algo habrá hecho», con el que la conciencia colectiva nacionalista despachaba a los asesinados por ETA. Ahora que los terroristas están derrotados –y no gracias al PNV, precisamente– es más fácil acercarse a las víctimas de ETA.

A pesar de estos precedentes, bienvenidas sean las palabras de Urkullu, que no sirven para zanjar responsabilidades, sino para empezar a asumirlas con la coherencia y la valentía que no tuvieron los nacionalistas cuando ETA asesinaba sin piedad a sus vecinos. Para empezar, si Urkullu se expresa con sinceridad, y no hay por qué dudar de que sea así, debe garantizar que ni un voto del PNV hará alcalde a un candidato de la izquierda proetarra. Hace tiempo que las palabras dejaron de ser suficientes para hacer creíble al PNV.