ABC 06/06/15
· Preocupación en el Gobierno por la deriva de Sánchez hacia la izquierda radical
El primer cambio en el Gobierno después de las elecciones del 24-M se produjo ayer en La Moncloa, con un mensaje endurecido contra el PSOE y su líder, Pedro Sánchez, por su «deriva» hacia la izquierda radical, y por pretender modificar la política económica. El Gobierno ha situado al Partido Socialista mucho más allá del centro, en los brazos de Podemos y en pactos municipales que Rajoy calificó de «antidemocráticos», por excluir al PP pese a ser la lista más votada en muchos ayuntamientos de España.
La comparecencia de Soraya Sáenz de Santamaría después del Consejo de Ministros sacó del sopor político al Gobierno. Lo primero que dijo Rajoy después del 24-M es que había que cambiar la comunicación en el Ejecutivo, y esto se ha traducido ya en un ataque directo a Sánchez por su política de pactos. «El Gobierno está muy preocupado por la deriva del PSOE», advirtió la vicepresidenta, quien cree que este partido se está escorando a la izquierda radical y está asumiendo medidas defendidas por Podemos.
La preocupación en La Moncloa se acrecienta ante el riesgo de que muchos inversores extranjeros pierdan la confianza en España por la incertidumbre e inestabilidad que genera la extrema izquierda, según señalaron fuentes del Ejecutivo.
Rajoy se reunió el miércoles con Sánchez en La Moncloa para proponer el apoyo a las listas más votadas, en aras de la estabilidad y con el objetivo de hacer políticas a favor de la recuperación económica. Lo que se encontró fue con un líder de la oposición «radicalizado», que pedía un giro en la política económica y rechazaba el entendimiento con el PP. La reunión fue «cordial» y se mantuvieron las formas, pero en el fondo el desencuentro resultó total. De hecho, nada más salir de La Moncloa, Sánchez tenía otra cita con el líder de Podemos para avanzar en los pactos municipales.
El Gobierno cree que lo que hace Pedro Sánchez es abandonar el centro político, lo que deja el campo expedito para el PP. «Ahí es donde se ganan siempre las elecciones», recuerdan fuentes del Ejecutivo, que ven una oportunidad para ocupar todo el terreno despejado. El primer paso para el Gobierno es subrayar el alejamiento del PSOE de esa centralidad, y al mismo tiempo, como hizo Sáenz de Santamaría, hacer un llamamiento a la reflexión de muchos socialistas moderados ante el radicalismo de su partido.
El «disparate» de Sánchez
El presidente Rajoy compareció ayer en La Moncloa poco después de la vicepresidenta, al término de la cumbre con el jefe del Gobierno de Marruecos, Abdel-Ilah Benkiran. Rajoy se mostró indignado por el «disparate» del PSOE de querer cambiar la política económica que, a su juicio, está permitiendo la recuperación y la creación de empleo. Pero su mayor enfado se debe a los pactos excluyentes que defiende Sánchez, que ya dijo en la campaña que llegaría a acuerdos con todos menos con Bildu y el PP.
Rajoy tachó de «profundamente antidemocrático» querer aislar al PP, sobre todo en lugares donde ha sido la lista más votada, y advirtió de que los pactos entre tres, cuatro o cinco partidos son malos para España, porque no dan estabilidad, y los españoles pueden pagarlo muy caro. «El sectarismo y la exclusión en el siglo XXI deberían ser cosas de las que se olvidaran los gobernantes responsables».
La indignación de Rajoy se redondeó al referirse a Andalucía, donde el PSOE, comandado por Susana Díaz, sí que busca el acuerdo con el PP. Es, a su juicio, «profundamente incongruente». «¿Qué quiere decir el señor Sánchez? ¿Que el PP no vaya a las reuniones con la señora Díaz porque el PSOE no se entiende ni con Bildu ni con el PP?».
Desde el PSOE, César Luena respondió a Rajoy que el aislamiento del PP se debe a sus políticas de «derecha extrema», y citó la reforma laboral.