EL CONFIDENCIAL 16/06/15
JOSÉ ANTONIO ZARZALEJOS
· La crisis que han desatado los tuits de Guillermo Zapata ha revelado algunos de los problemas de funcionamiento interno que se plantean a las plataformas municipales de izquierda social
Una heterogeneidad que podrá causar serias disfunciones en la imagen pública de la agrupación, como ha ocurrido con Zapata –que ha dejado de ser el titular de Cultura municipal pero no ha dimitido de la concejalía– porque existen muchas procedencias personales de los bordes marginales del sistema, caso muy evidente en otro concejal como Pablo Soto, cuyos tuits y textos, distintos a los de Zapata, resultan igualmente indigeribles.
Ahora forman parte del sistema, pero hace quizá muy poco tiempo lo combatían. La adaptación individual de muchos y la colectiva de estas plataformas al ejercicio de los gobiernos municipales va a requerir un tiempo largo que podría ser decepcionante para parte de sus electorados.
La heterogeneidad de los miembros de estas agrupaciones agudizará las contradicciones internas y con el mensaje electoral que se ha lanzado porque carecen de órganos de gobierno interno y estatutos, de pautas y criterios de funcionamiento que, quiérase o no, son estrictamente necesarios. Sin instrumentos de normativa interna, de referencias, los liderazgos de las personas como Carmena o Colau –por citar a las más notorias– se podrían ver resentidos en poco tiempo si menudean episodios como los de Zapata y Soto.
Si tampoco hay criterios compartidos para resolver situaciones de crisis o de emergencia como las que han causado estos ediles, estas plataformas se pueden convertir en agrupaciones desordenadas sometidas al liderazgo de Podemos, que en todos los casos es muy parcial porque el partido de Iglesias es un mimbre más de una cesta electoral muy diversa.
La pretendida solución a la crisis planteada por Guillermo Zapata no es en modo alguna satisfactoria. No ha sido rápida –se ha limitado a abandonar tarde unas responsabilidades con la expectativa de que Carmena le adjudique otras– y no ha sido integral porque el edil sigue siéndolo como en esa “vieja política” que las plataformas combatieron desde su misma constitución.
De otra parte, la alcaldesa de Madrid ha dado toda la sensación de ir por detrás de los acontecimientos, con una cautela que remitía más a la impresión de inseguridad que de templanza de la que ella ha dicho hacer gala.
Así las cosas, el PSOE, respecto de unas plataformas con falta de vertebración interna y sin cribado en sus integrantes más notorios, adquiere una responsabilidad especial como controlador o vigía externo para disciplinar desde la legitimidad que le otorga su asociación con ella comportamientos que rebasen lo admisible.
Carmena ha dado toda la sensación de ir por detrás de los acontecimientos, con una cautela que remitía más a una impresión de inseguridad que de templanza
En ese sentido, los socialistas asumen una durísima carga política y estarán abocados a serias fricciones. Desde esa perspectiva, en un ejercicio de oposición hiperbólico pero con un fondo de realidad, el Partido Popular redirige toda su artillería contra el PSOE y Pedro Sánchez, que han cerrado acuerdos con las plataformas de izquierda social muy poco trabajadas orgánica y programáticamente. Desde Sevilla, Susana Díaz ha adoptado otra política diametralmente opuesta: la alianza con Ciudadanos y el alejamiento de Podemos y sus plataformas. En el mismo socialismo, dos opciones radicalmente diferentes.
La falta de experiencia, la lentitud e, incluso, decisiones inadecuadas deberían descontarse en estos primeros meses de gestión de Ahora Madrid, Barcelona en Comú y otras agrupaciones similares. Lo que no puede eludirse con voluntarismo y doble vara de medir son episodios más morales que políticos como los que han planteado Zapata y Soto. Porque hacerlo sería repetir –con otras morfologías políticas– los mismos males que estas plataformas de izquierda social dijeron iban a extirpar. Ahora Madrid ha asumido muchos riesgos arrastrando los pies en este episodio, mal resuelto, y ha desdibujado a Manuela Carmena.
Se atribuye a Madame de Staël la frase según la cual “el desengaño camina sonriendo detrás del entusiasmo”. Los dirigentes de las plataformas –y el PSOE especialmente– deberían apuntarse el aviso de la francesa porque, por suerte o por desgracia, constituye una sabia advertencia.