EL PAÍS 03/07/15
· El partido de Rivera deja la puerta abierta a que Iceta cambie de opinión tras las elecciones
El PSC no aceptará la oferta de sumarse a un acuerdo a tres bandas con Ciudadanos y PP para formar un frente constitucionalista que intente desplazar del poder a Artur Mas (Convergència) en las elecciones catalanas de septiembre. La negativa de Miquel Iceta, que apuesta por lograr una mayoría progresista, hiere el proyecto impulsado por Albert Rivera en sus reuniones de junio con Mariano Rajoy y Pedro Sánchez. El partido de Génova es el único que ha sido receptivo con la idea de buscar una alianza poselectoral frente a los independentistas, aunque Ciudadanos deja la puerta abierta a que el PSC cambie de opinión tras las elecciones.
Albert Rivera, que hoy sabrá si tiene rivales en las primarias con las que su partido elegirá al candidato para las elecciones generales, acudió el 2 de junio a La Moncloa para almorzar con Rajoy. Entonces propuso que la lista más votada de entre las no independentistas reciba el apoyo del resto, una idea que el presidente del PP y su cúpula llevan acariciando desde que constataron el frenazo de sus intenciones de voto en Cataluña.
El PP catalán ha encargado varios trabajos demoscópicos que ratifican sus peores temores. Las últimas encuestas sitúan a Ciudadanos en 20 escaños, por encima de los 19 que logró en 2012 la candidatura popular de Alicia Sánchez Camacho, que ahora apenas llegaría a los 8. Que el PSC (9) se incorpore al proyecto es una condición irrenunciable para que la alianza —de salida muy lejos de la mayoría—, tenga alguna opción de superar posibles acuerdos entre Convergència (35), ERC (20) o CUP (12), toda vez que parece imposible que Podemos participe de ningún acuerdo que incluya al PP.
“Ciudadanos va a hacer todo lo que esté en sus manos para que haya un gobierno democrático y con las manos limpias en Cataluña”, dijo ayer Rivera en Madrid. “Pediremos apoyo y espero que el señor Rajoy y el señor Sánchez apoyen un gobierno de Ciudadanos y no de Artur Mas”, añadió.
La propuesta de Ciudadanos, sin embargo, no seduce al PSC, partidario de apoyar un gobierno de progreso en base a un acuerdo programático. En un debate con todos los partidos de izquierda, celebrado ayer en Barcelona, Iceta recordó que su partido ha sido clave para aupar a alcaldes de listas de confluencia en Badalona y Castelldefels, donde gobernaba el PP. “Si las izquierdas se ponen de acuerdo, hay mayorías que permiten el gobierno. Esa es la disposición del PSC”, afirmó.
Iceta quiere establecer acuerdos con partidos que, además de defender la educación y sanidad públicas, aboguen por una reforma federal de la Constitución que reconozca que España es un estado plurinacional y que se someta a referéndum todos los españoles. Ni el PP ni Ciudadanos apoyan esa vía.
Críticas de Rivera al PSC
“Pero la voluntad es hacer cuentas tras las elecciones”, analizó José Manuel Villegas, vicesecretario de Ciudadanos y jefe de gabinete de Rivera. “En el PSC se tendrán que aclarar sobre lo que quieren, y ver a qué juegan si hay alguna opción matemática de que esa mayoría salga adelante”, añadió. “Nosotros no exigimos ahora ningún tipo de compromiso: ni declaraciones previas, ni adhesiones a nada”, resaltó, dejando abierta la puerta a un cambio de opinión del PSC tras las elecciones. “Haremos todos los esfuerzos posibles y, como es un caso excepcional, estaremos abiertos a todas las propuestas”.
El tono de Rivera, sin embargo, fue duro. “Me gustaría creer que el partido socialista se acerca a Ciudadanos en vez de a los partidos nacionalistas, pero lamentablemente siguen en algunas partes de Cataluña gobernando con Esquerra, o con Compromís en Valencia”, dijo ayer el líder de Ciudadanos. “El PSOE debería replantearse qué quiere ser de mayor en Cataluña, si quiere ser un partido constitucionalista o quiere seguir renegando de ello”, advirtió. “Hace poco, preguntado por si apoyaría un gobierno de Ciudadanos en vez de uno de Artur Mas, dijo que lo veía muy difícil, imposible prácticamente. Pues yo no”, siguió. “Pienso que es mejor un gobierno de un partido constitucional y democrático, que uno de Mas o Junqueras que quiere subir a un balcón a proclamar la independencia”.
La sintonía con el PP es otra. Tras aquel almuerzo en La Moncloa, Rajoy no contestó en persona a Rivera, pero la idea de formar una alianza entre los partidos constitucionalistas tras los comicios está en la hoja de ruta del PP desde hace tiempo.
El propio Rajoy habló de que “defender la unidad nacional es una obligación de aquellos que tenemos planteamientos similares” durante una cumbre de la OTAN que se celebró a primeros de septiembre de 2014, una semana antes de la Diada. Dos días antes de esa celebración, María Dolores de Cospedal acudió a Barcelona y precisó la oferta del “frente común”. Entonces, tanto Ciudadanos, como el PSC y Unió rechazaron la idea. Solo la vio bien UPyD.
La presencia de Albert Rivera en un desayuno organizado por la Cámara de Comercio de EE UU en España atrajo, según los organizadores, a tres embajadores (Italia, Francia y Canadá) y representantes de otras sedes diplomáticas y a los directivos de algunas empresas de peso en la economía española.
Acudieron a escuchar y preguntar a Rivera, Marta Martínez, presidenta de IBM para España, Portugal, Grecia e Israel; Luis Isasi, presidente de Morgan Stanley España; Joaquín Arenas, su homólogo en Merril Llynch; Miguel Jurado, presidente de FCC; Vicente Moreno, de Accenture España; o Daniel Carreño, presidente de General Electric para España y Portugal</MC>.