JOSÉ MARÍA CARRASCAL – ABC – 24/07/15
· La izquierda no tiene respuestas a la crisis económica y se agarra a cualquier cosa para disimularlo.
De bien poco le ha servido a Mariano Rajoy habernos librado del rescate, conseguir que la economía española empiece de nuevo a crecer, que haya disminuido el paro (como ocurre desde hace meses) y cosas que deberían asegurarle la reelección por simple sentido común. Pero, según las encuestas y los analistas más famosos, quien está creciendo de verdad es Pedro Sánchez, al que algunos dan ya como vencedor de las próximas elecciones. Algo que, en este país que sigue siendo diferente, no me extrañaría.
Lo que sí me sorprende es que Pedro Sánchez logre su recuperación con una sola oferta: el federalismo, que le sirve para solucionar los muchos y graves problemas que tiene España. ¿Que el nacionalismo catalán echa un pulso al Estado? Ningún miedo: se le aplica el federalismo y asunto arreglado. ¿Que la desigualdad aumenta? El federalismo se encargará de disminuirla. ¿Que la violencia de género prolifera? El federalismo la aminorará. No me extrañaría que, si se le preguntara por las muertes en carretera, el cambio climático o la curación del cáncer, el líder del PSOE ofreciese la misma solución. Y lo más sorprendente es que sin especificar qué tipo de federalismo, pues hay muchos y muy distintos, uno de los cuales es el que ya tenemos: el Estado de las Autonomías. Bueno, me corrijo: lo más sorprendente es que se le compre ese cuento chino, ese embeleco, ese bálsamo de Fierabrás.
He pensado mucho sobre ello, llegando a la conclusión de que Pedro Sánchez no es el culpable de tal engañifa. La izquierda no tiene respuestas a la crisis económica y se agarra a cualquier cosa para disimularlo. El socialismo español, al federalismo como hoja de parra para tapar sus desnudeces, sabiendo que va a colar. Porque el verdadero problema somos nosotros, los españoles, que una vez pasado el peligro del rescate y viendo que la situación, tras años de penurias, empieza a mejorar, nos tomamos cumplida venganza de quien nos hizo tomar la purga, utilizando cualquier excusa –que no cumplió tal o cual promesa electoral, que no fue lo bastante duro en este o aquel punto, que es un antipático, que no sabe comunicar–, para darle la patada. Eso los de su bando, porque los del contrario están encantados ante la perspectiva de que vuelvan los suyos ahora que las arcas públicas vuelven a llenarse, para poder empezar a gastar como si de nuevo fuéramos ricos.
Ya sé que este cuadro que pinto de la España en el verano de 2015, abrasada por el sofocante calor sahariano, la demagogia populista y el cabreo almacenado, está hecho a brochazos. Pero mucho me temo que sea cierto y a las encuestas me remito, aunque también estén trucadas, junto con los análisis que se hacen de ellas, aunque sean interesados. Lo que ya no me atrevo a pronosticar es qué pasará cuando todo eso se haga realidad, teniendo como tenemos una referencia en Grecia. O, sin ir tan lejos, en los ayuntamientos de nuestras principales capitales. Por mucho que digan que la sarna con gusto no pica.
JOSÉ MARÍA CARRASCAL – ABC – 24/07/15