Ana Urchueguía, alcaldesa de Lasare-Oria: «Llevo con escolta 26 años por decir lo que pienso sobre ETA y con mi traslado a Chile podré hacer cosas que antes no podía».
La vida de Ana Urchueguía (San Sebastián, 1952) va a cambiar radicalmente en los próximos días. Tras un cuarto de siglo sufriendo el acoso de ETA, la alcaldesa socialista de Lasarte-Oria será a partir de ahora la delegada del Gobierno Vasco en Chile y Perú. «Mi hijo ha sido el primero en decirme que ya era hora de que me fuera», relataba ayer con semblante relajado.
– ¿Por qué da ahora este paso?
– Yo ya manifesté que no me iba a presentar al próximo mandato de alcaldesa. Hay que dar paso a gente joven y a la persona que va a entrar a la Alcaldía, darle un margen de tiempo para que sea conocida.
– ¿El nuevo cargo lo ha pedido usted o se lo han ofrecido?
– Me lo ha ofrecido el lehendakari. Nunca he ido a pedir nada al partido, aunque en este último año me han ofrecido muchos puestos como la viceconsejería de Turismo, el Senado o la ONU. Ahora ha llegado el momento.
– Un factor fundamental de este nuevo puesto es el empresarial, por el papel de la SPRI. ¿Teme que haya sectores que piensen que su perfil no es el más adecuado?
– La mayor formación que puedo demostrar son mis años en el Ayuntamiento, porque los ayuntamientos son una gran empresa que controla servicios de otras empresas. He sido presidenta del Industrialdea de Lasarte-Oria, soy miembro del consejo asesor de la Fundación Michelin. Sí tengo experiencia en el ámbito empresarial.
– ¿Qué retos se marca?
– Tengo que llegar, contactar con la gente y las empresas, y hacerme una composición de lugar.
– ¿Tiene relación su marcha con las acusaciones de estos últimos años por presuntas irregularidades en la gestión de los fondos municipales de ayuda a la cooperación en Somoto (Nicaragua)?
– No, porque voy a seguir de concejal. Si tengo que afrontar cualquier tipo de tema, sigo aquí de concejal.
– Pero va a ser complicado por los viajes.
– Vamos a ver cómo lo puedo hacer, pero insisto en que no tiene nada que ver una cosa con la otra. Responderé tanto si soy alcalde como si no lo soy.
«Injurias y calumnias»
– ¿Le han dolido las acusaciones por las ayudas a Somoto?
– Yo me he dedicado a Lasarte-Oria en cuerpo y alma. Lo que no se puede admitir en política es que para querer echar a un adversario se utilice la injuria y la calumnia. Pasé de que me acusaran de tener una gran mansión a no tenerla, como se reconoció en un juicio. Pero llevo toda la mañana recibiendo llamadas de apoyo. Creo que a la mayoría de ciudadanos le dejó un gran recuerdo.
– Pero hay una comisión de investigación abierta. ¿Cree que va a poder salir ‘limpia’ de ella?
– Sí, totalmente. Y voy a ir a la comisión aunque esté en Chile. No tengo ningún problema.
– Por otra parte, ¿tiene que ver su traslado a Latinoamérica con motivos más personales o sentimentales que profesionales?
– No tiene nada que ver. Podían haberme enviado a Ecuador, El Salvador, Guatemala, Cuba, Nicaragua, Honduras, México… pero en Chile y Perú no conozco a nadie.
– ¿Pero sí está más cerca de determinados sitios?
– No, estamos más lejos. Estoy más cerca de esos países estando aquí que en Chile.
– Usted ha sido considerada un exponente de la firmeza en Euskadi contra el terrorismo de ETA.
– El sábado voy a hacer 26 años con escolta, sin libertad, dando la cara y diciendo lo que pienso sobre los terroristas y los que les apoyan, que son más peligrosos porque dan la información.
– ETA asesinó a su teniente de alcalde, Froilán Elespe.
– Por esa puerta que esta ahí, entraba y salía. Eso es lo peor que me pudo ocurrir y que siempre temía, tener que enterrar a un compañero. Y fue un cambio muy sustancial en las relaciones de todo tipo en el Ayuntamiento…
– ¿En qué sentido?
– En no tener ninguna vinculación, ni sentarnos ni hablar con los ‘batasunos’, ni con quienes se dicen democráticos y se sientan y negocian con ellos propuestas para mi liquidación personal, y luego alardean de que están en contra del terrorismo. Los hechos son los que valen.
– Entiendo que se ha sentido decepcionada con los partidos nacionalistas democráticos.
– Efectivamente
– ¿Y las relaciones han ido a peor, también en lo personal?
– Sí. En lo personal no existe relación. Hay respeto porque son cargos elegidos por el pueblo pero a nivel personal nadie me obliga a tener que hablarles.
– Pero esta actitud no es la que debe reinar en Euskadi.
– Evidentemente, pero es el país que tenemos. Obviar eso es no decir la realidad.
– Aquel pleno de condena del asesinato de Elespe, con los ediles de EH, fue muy duro.
– De lo más duro de mi vida. ETB me dio la grabación y nueve años después no la he podido ver. Y también es duro que la madre del presunto asesino esté ahora en la corporación municipal.
– ¿Irse al extranjero va a ser una liberación tras el acoso de ETA?
– Creo que voy a tener que empezar a aprender a vivir en libertad. Cosa que no había hecho en mi vida. Me voy a poder sentar de espaldas a un cristal, coger el correo, pasear libremente por las calles, ir al mismo sitio tres veces, bajar la basura… La última vez que salí a bailar con mis amigas en Euskadi fue el 17 de agosto de 1997. Era Semana Grande de San Sebastián pero la gente me miraba y te sentías incómoda. No he vuelto a salir. Te vas encerrando y tu casa se convierte en tu cárcel, donde te sientes protegida. La gente viene a visitarme a mi casa. Para no perjudicar a mi familia nunca he ido a su casa. Ni cuando mis hermanos han tenido niños.
– ¿Y no ha tenido ganas de mandar todo al ‘carajo’?
– Sí, pero prima al final el sentido de la responsabilidad.
«La primera obra fue poner 542 arquetas»
Urchueguía ha sido alcaldesa desde que Lasarte-Oria se constituyó en municipio en febrero de 1986.
Ana Urchueguía, la alcaldesa más veterana de Euskadi, deja el consistorio de Lasarte-Oria tras 24 años, desde que se constituyó el municipio el 15 de febrero de 1986. Ahora seguirá como concejal y su sustituto como alcalde, en breve, será el joven concejal de 27 años Jesús María Zaballos.
– ¿Se va a entender Lasarte-Oria sin usted?
– Me imagino que sí, aunque son muchos años.
– Todos.
– Es verdad, todos, pero seguirá adelante. Dejo obra para dos o tres años. Dejamos el nuevo ayuntamiento en marcha, las viviendas de protección oficial, el gazteleku, la pista de padel…
– ¿Qué balance hace?
– Llegué para constituir un Ayuntamiento, que era un objetivo importante de la gente de este pueblo. En ocho meses conseguimos lo que no se hizo en años. Empezamos de cero. La primera obra fueron los sifones de las arquetas, por donde subían las ratas. Hicimos 542 arquetas, todas las del pueblo. Y luego quitamos la basura que había y que llegaba hasta la carretera, y solventamos el importante problema de agua con un nuevo depósito. Hemos hecho todo desde cero: polideportivos, centro de salud, residencias de ancianos, el tren…..
– En las últimas elecciones perdieron la mayoría absoluta. ¿Podrá el PSE-EE revalidar el triunfo sin usted?
– Si alguien ha pensado que sin mí no lo hará. Se equivoca. El partido volverá a ganar las elecciones.
– Su hija, que también es concejal en Urnieta y juntera, ¿seguirá su legado?
– No, cada uno toma sus decisiones y se forjará su propio futuro. Es una persona maravillosa y con mucho carácter.
– Se va usted sin ver la paz.
– Va a costar mucho. Y no estoy segura de si la veré. Posiblemente nuestros hijos y nietos sí.
EL DIARIO VASCO, 24/2/2010