ABC 07/08/15
IGNACIO CAMACHO
· Si no despierta a su voto durmiente y salta con holgura por encima del 30%, Rajoy está más fuera que dentro del poder
POCAS campanas han sonado tras la última encuesta del CIS, y es por una razón: a ningún partido le acaba de gustar su retrato. A los pequeños, porque salen a la baja, y a los dos grandes, que son los que podrían tener más motivos de optimismo, porque el resultado queda aún por debajo de sus expectativas. Al PP lo deja, pese a su ascenso, fuera del poder frente a un pacto de izquierda, y al PSOE le empuja en brazos de Podemos, que es el socio que menos desea Pedro Sánchez. El acuerdo entre los socialistas y Ciudadanos, el que más gustaría a ambos, está muy lejos de la imprescindible masa crítica. Si el equilibrio de fuerzas continúa en estos parámetros, la próxima mayoría de gobierno va a ser como el matrimonio según Wilde: una carga tan pesada que habrá que soportarla al menos entre tres.
Con un sondeo realizado tras los pactos locales de la izquierda, que han espoleado al elector conservador y decepcionado a los votantes de C´s procedentes del centro-derecha, el PP se queda por debajo del 30 por ciento. Será difícil que el marianismo tenga mejor coyuntura; a partir de septiembre lo van a freír con denuncias de corrupción salidas de las alfombras levantadas en las instituciones que ha perdido. Y el partido de Rivera mejorará su proyección en las elecciones de Cataluña, donde probablemente emergerá como primera fuerza constitucionalista. Si no despierta a su clientela durmiente, Rajoy está más fuera que dentro de La Moncloa. Por ahora el principal recurso de agitación, el miedo a las alianzas radicales, le ha dado tres puntos. Necesita como poco otro tanto… y mucha suerte en la atribución definitiva de diputados.
El PSOE puede gobernar, pero dependerá de Podemos, IU y algunas minorías territoriales. No es el horizonte que agrada a su líder, aunque se instalará en él si le cuadran las cifras porque en caso contrario le espera bajo la estatua de Felipe el puñal de Susana Díaz. Sánchez siente estímulos positivos: su voto útil se va consolidando frente a un Iglesias estancado en torno al 15 por ciento. Hay que tener en cuenta que la ley D´Hont favorece el bipartidismo; en las circunscripciones medianas y pequeñas, mucho sufragio minoritario irá a la papelera de los restos, sin traducirse en escaños. Eso afecta de Podemos y C´s para abajo, y subirá la facturación de los dos partidos estructurales. Puede que por última vez, ya que la reforma del sistema de reparto será en la negociación de alianzas una condición sinequanon.