La Diada y el diita

ABC 13/09/15
ANTONIO BURGOS

· Igual que Tarradellas dijo el «Ja sóc aquí», Rojas Marcos ha dicho el «Ea, pues ya estamos los del PA en nuestras casas»

EL almanaque lo carga el diablo. Con la de días que hay en el año es menester ver los dos hechos que han coincidido en este septiembre de vendimia de la unidad de España: mientras en Barcelona los separatistas Modelo Karmele hacían el ensayo general con vestuario (de mamarracha) de la independencia y del mismo Estat Català que hizo que el Gobierno de la II República metiera a sus promotores en la cárcel y mandara al Ejército, en Torremolinos, el Partido Andalucista celebraba su congreso extraordinario del chirrín, chirrán. Qué mal repartido está el mundo. En Cataluña ya van a por la independencia para poner una pistola en el pecho del Gobierno de Madrid y sacarle todavía más pelas de las que les lleva sacadas desde que Tarradellas dijo su «Ja sóc aquí». Y en Andalucía, acaba toda huella de nacionalismo, no ya independentista, sino sencillamente regionalista. Igual que Tarradellas dijo el «Ja sóc aquí», Rojas Marcos ha dicho el «Ea, pues ya estamos los del PA en nuestras casas y no nos presentaremos más a las elecciones».

Lo que parecía una aventura imposible, el separatismo catalán, puede ser y está dando por saco a España entera, con el Gobierno, si no animando como el de ZP al suicidio de la nación, sí al menos tragando y soltando todas las pelas que piden, cantando las Sevillanas del Adiós, ni que Mas fuera Juan Pablo II: «No te vayas, por favor, / no te vayas todavía». Y, por el contrario, lo que parecía un proyecto posible, deseable y viable, el andalucismo, le vieja reivindicación contra el subdesarrollo, no ha tenido apoyo popular en las urnas, porque Andalucía no es andalucista y las «ciudades hermanas» se llevan como tales… de mal: Sevilla frente a Málaga y Cádiz frente a Sevilla. Se ha cumplido lo de Rafael el Guerra: «Lo que no pué sé no pué sé, y además es imposible».

Disolviéndose, el PA da una lección de dignidad, la vieja sabiduría andaluza del «en mi hambre mando yo»: «En mis fracasos electorales mando yo» y como no hemos vendido una escoba últimamente, lo más conveniente es cerrar el chiringuito. Es lo más lógico lo que han hecho: irse a Torremolinos, tierra de chiringuitos, para cerrar el del PA, aunque prometan que no del andalucismo, lo que está por ver.

Conozco al PA como si lo hubiera parido. Porque lo parí. Me acuso, padre, de haberle prestado a Rojas Marcos el ejemplar de «El Ideal Andaluz» dedicado por Blas Infante al notario Gastalver que me regaló José María Osuna tras haberlo comprado de viejo en la Cuesta de Moyano. Así de aquella CP que nada hablaba de Andalucía se pasó a ASA, a PSA y a PA. Me acuso de haber estado desde 1966 dando la cara por Rojas Marcos, razón por la que me la partieron muchas veces. Y de haber permanecido junto a él hasta el Congreso constitutivo de Málaga, donde iban tan de rojos que al final me preguntaron qué me había parecido y les dije: «Acabáis de fundar un magnífico partido extraparlamentario». Desgraciadamente no me equivoqué, y lo siento. El PA perdió tiempo e ilusiones en la aventura de la Junta Democrática de España al servicio del PCE y se giró muy a la izquierda como para ser el partido nacionalista y burgués que Andalucía necesitaba y que ni Clavero logró sacar adelante con el suyo, teniendo que hocicar en la UCD. Al PA, en aquel referéndum que se perdió (y al que luego se prestó para el mortal paripé con la UCD para que se consiguiera la Autonomía 151 Premium) el PSOE, con Escudero en la amotillo de Manuate, le robó el andalucismo y la bandera blanca y verde por el procedimiento del tirón, como los rateros les quitan el bolso a las turistas. El PSOE le chupó la sangre verde y blanca al PA, y convirtió la autonomía del 28-F en un camino para llegar a La Moncloa y en un Régimen que ya tiene ya la edad de Cristo. Con el andalucismo no pudo el régimen de Franco, pero ha podido el Régimen Andaluz del PSOE. Andalucía era el sueño que unos cuantos andaluces llevamos dentro, dijo Cernuda. ¿Tienes un clínex, querido Alejandro Rojas Marcos? Vaya diita. ¿Cuándo es el funeral?