Los manifestantes tienen razón en muchas de sus reivindicaciones. España precisa una profunda regeneración política y ojalá que en estos días se estén poniendo las primeras piedras, pero es una boutade absurda y trasnochada ir más allá. Es imposible derrocar el sistema con las herramientas que proporciona el sistema y que lo perpetúan.
Linkedin salió a bolsa el pasado jueves y se revalorizó ese día un 109%. Es decir, el que invirtió 1.000 euros en la compañía antes de que empezara a cotizar, recuperó esos 1.000 y ganó 1.090 en una sesión. Una gran inversión. Twitter es semejante a Linkedin, pero no igual. Linkedin es una conversación virtual que se desarrolla en los despachos profesionales, oficinas de cazatalentos o aulas de las universidades… Twitter es una amigable charla de café, un saludo de vecinos, el comentario habitual entre familiares y compañeros de trabajo. Son los principales exponentes, junto con Facebook, de lo que en castellano se denomina una red social en internet.
Linkedin, Twitter y Facebook son empresas privadas, nacidas y desarrolladas en el más puro liberalismo económico de EEUU. Sus fundadores son jóvenes emprendedores, idealistas quizá en sus comienzos, pero ahora multimillonarios y enclavados en el sistema. La fortuna de Mark Zuckerberg (que cumplió 27 años el pasado día 14), fundador de Facebook, supera los 15.000 millones de dólares. Acaba de cambiar su piso alquilado de estudiante decorado con muebles de Ikea por una mansión de 7 millones de dólares en Palo Alto (California). El valor de la participación de Red Hoffman (44 años), creador de Linkedin, en la compañía es de 1.600 millones. Es cierto que ni Evan Williams (39 años) ni Jack Dorsey (37), los padres de Twitter, se encuentran todavía en este nivel, pero todo llegará. Está claro que el adjetivo social de las redes tiene que ver con lo colectivo y popular, pero nunca con lo caritativo o asistencial.
En definitiva, Twitter es un negocio. Cada tuit que se lanza al espacio para protestar contra los mercados financieros aumenta los beneficios de sus accionistas, protagonistas en esos mercados. Se calcula que el Movimiento 15-M genera más de 500 mensajes por hora y cuenta con decenas de miles de seguidores en las páginas y perfiles que se han creado desde que se iniciaron las acampadas. Facebook convoca a más de 240.000 amigos de las protestas sólo en España. Si atendemos a la demagogia que parece imponerse entre los acampados en las plazas españolas, estas cifras se traducirían en dinero que sale de los ciudadanos de a pie para entrar en el bolsillo de unos pocos ¿capitalistas? privilegiados.
Los jóvenes que exigen una banca pública y detestan lo privado lo hacen desde un móvil que han comprado a un precio asequible gracias a la competencia que genera el mercado. Les sale barato transmitir porque las compañías telefónicas pelean entre sí con tarifas económicas para conseguir clientes. Y usan una red social gratuita gracias a que la publicidad le permite sostenerse sin cobrar cuotas a los usuarios. Es la paradoja de la #spanishrevolution: necesita el mercado para atacar al mercado.
Los manifestantes tienen razón en muchas de sus reivindicaciones. España precisa de una profunda regeneración política y ojalá que en estos días se estén poniendo las primeras piedras del edificio que mejore nuestra calidad democrática, pero es una boutade absurda y trasnochada ir más allá. Es imposible derrocar el sistema con las herramientas que proporciona el sistema cuando esas herramientas son las que perpetúan el sistema.
Vicente Lozano, EL MUNDO, 21/5/2011