ABC 20/11/15
EDITORIAL
· Resucitar hoy la «foto de las Azores» o el «no a la guerra», como lemas de oportunismo electoral en España, es una mezquindad
LA cercanía de las elecciones generales ha reactivado en la extrema izquierda de nuestro país, y en el nuevo populismo emergente, el revanchismo y su eterno sectarismo ideológico como arma electoral. En una utilización indigna de los atentados de París, se han propuesto resucitar el «no a la guerra» como lema de movilización ciudadana para desalojar al PP del poder. Su intento de retroacción anímica y emocional a marzo de 2004, cuando España vivió el peor atentado de su historia, es alarmante porque el propósito de esta izquierda irresponsable es volver a generar una convulsión social que vincule a la derecha ideológica con la participación en guerras supuestamente injustas. Sin embargo, lo injusto, lo absurdo y lo indignante es que esa izquierda representada por Podemos y sus marcas adyacentes huya del pacto antiyihadista que las principales fuerzas políticas tienen suscrito. Y peor aún, que establezca una humillante equivalencia entre los inocentes asesinados a sangre fría en las calles de París y los criminales que mueren en bombardeos autorizados por la comunidad internacional. El extremismo yihadista no atiende a razones y ha desencadenado una guerra en la que todos los países que señala como objetivo de sus crímenes, incluida España, están en el legítimo derecho de defenderse. En Francia, con un Gobierno socialista impulsor de reformas constitucionales restrictivas de derechos para salvaguardar su seguridad frente a ataques brutales, sería impensable la reacción que ofrece en España la extrema izquierda solo con el ruin objetivo de ganar votos.
Podemos plantea naderías ridículas que superan el buenismo más infantil e imaginable para convencer a Estado Islámico de que debe dejar de matar. La extrema izquierda muestra su complejo de inferioridad respecto a los terroristas, atribuyéndoles razones de legitimidad supuestamente moral para cometer sus atentados. Hablan como si la pobreza, el hambre, la represión e incluso el integrismo religioso fuesen factores justos para amparar crímenes salvajes en aviones con niños, en discotecas o en estadios. No hay nada que negociar ni pactar con los asesinos. Es otra falacia populista y engañosa. Los bombardeos en Siria están siendo protagonizados por dos naciones, Rusia y Francia, cuyos gobiernos nada tienen que ver con el de Mariano Rajoy en el aspecto ideológico. Resucitar hoy la «foto de las Azores» o el «no a la guerra», como lemas de oportunismo electoral en España, es una mezquindad. Mientras media Europa se afana en localizar a terroristas huidos que pueden volver a atentar en cualquier momento, a Pablo Iglesias solo le interesan la convulsión, los votos y buscar argumentos exculpatorios de los terroristas. Hacerlo desde la convicción ya es ofensivo por sí mismo. Pero recurrir a la mentira, como hace Podemos, es abyecto.