Mas: «La decisión del TC no anula la voluntad del pueblo»

ABC 04/12/15

· La CUP retoma los contactos con Junts pel Sí tras no descartar investir a Mas

El argumento «Jurídicamente, la declaración del Parlamento queda anulada, pero políticamente, no» alega Mas

El Tribunal Constitucional no estimó las alegaciones del Parlamento catalán, que hablaban de «declaración de intenciones» sin efectos jurídicos, y anuló la resolución de ruptura aprobada por la cámara catalana. Sin embargo, ayer, un día después del fallo unívoco –y unánime– del Alto Tribunal, el presidente en funciones de la Generalitat, Artur Mas, y la presidenta del Parlamento catalán, Carme Forcadell, hicieron oídos sordos.

«La decisión del Tribunal Constitucional no puede anular la voluntad de la mayoría del pueblo catalán, que pide un Estado o un referéndum», declaró Mas en una entrevista a la Cadena Ser. A su vez, Forcadell repitió casi palabra por palabra la consigna al atender a los periodistas desde la sede del hemiciclo autonómico. «Tenemos que seguir adelante. Jurídicamente la declaración de inicio del proceso independentista del Parlamento queda anulada pero políticamente, no», argumentó el presidente catalán, quien recalcó que las fuerzas independentistas –Junts pel Sí y la CUP– suman mayoría absoluta en la cámara autonómica y pueden iniciar la desconexión… aunque se declaró abierto a una «negociación y diálogo» con el Estado (que ya no lidere el PP tras el 20-D, como dejó claro días atrás).

Mas desoye al TC y ordena mantener el rumbo que según él dibujó el resultado de las elecciones autonómicas del pasado 27 de septiembre. Sin tripulación. Dos meses después de los comicios, Cataluña sigue sin tener un nuevo gobierno surgido de las urnas porque la CUP se opone a investir al líder de Convergència al frente de un ejecutivo que planea la independencia en 18 meses. No obstante, algo se mueve entre la formación antisistema, pese al «no» a Mas de los militantes en el debate público del pasado domingo.

La rendija a la «esperanza» independentista la abrió anteayer el exdiputado de la CUP David Fernández –el mismo que se abrazó a Mas cuando se celebró la consulta secesionista del 9N– con un ya famoso –¿premonitorio?– artículo en el diario nacionalista «Ara». Fernández, con aún peso y voz entre las filas del formación antisistema, sugirió que dos de los diez diputados de la CUP cediesen su voz para apoyar la investidura de Mas. Una forma de desencallar las negociaciones entre ambas formaciones y evitar llegar al 10 de enero sin acuerdo, lo que condenaría a todos los catalanes a ir a unas nuevas elecciones. Dos votos a cambio de un plan de choque social «real y concreto» contra la pobreza y la desigualdad, propuso Fernández en su artículo periodístico. Y dio por inaugurada la controversia abierta en la CUP, cuyos militantes y representantes ventilaron sus diferencias públicamente. En el horizonte, la asamblea convocada para el próximo 27 de diciembre para que los «cuperos» den su «sí» o «no» definitivo a Mas.

Desde la organización Endavant, integrada en la CUP, el activista Pau Llonch lamentó las ideas de Fernández vía Twitter. «Lo han conseguido, han conseguido destrozarnos». «Desde la tristeza más profunda, de un amigo y camarada, la más radical discrepancia», tuiteó.

La diputada de la CUP Gabriela Serra terció también desde las redes sociales y advirtió de que «aquí no se mueve nadie» hasta la asamblea del 27 de diciembre. «No es la postura oficial de la CUP, pero sí de una voz autorizada», contemporizaba el también exdiputado Quim Arrufat. Otras voces del partido se mostraron más favorables a Fernández, como el alcalde de Argentona, Eudald Calvo: «Estoy muy de acuerdo».

Pese a lo dicho por unos y otros, los que intentan discriminar el ruido y el «postureo» en las negociaciones entre Junts pel Sí y la CUP, se pueden agarrar a los hechos. Ayer, en el primer día tras el artículo de David Fernández, representantes de ambas formaciones se reunieron en el Parlamento catalán. Retomando así unos encuentros que quedaron suspendidos desde la semana pasada y destensando el clima de hostilidad que propició la asamblea del pasado domingo de los antisistema, en el que la propuesta de no investir a Mas fue la más votada.

A la salida de la cita, nadie soltó prenda, aunque los informativos de TV3 se encargaron al poco de propagar la «buena» noticia: se han acercado posturas en la concreción del plan de choque social. El plan que vale dos votos de la CUP.