LUIS VENTOSO – ABC – 10/12/15
· Y al final resultó prima hermana de la vieja.
Hoy la información fluye tan rápida y tan barata –para desgracia de los periodistas que la elaboran– que las noticias se solapan en un carrusel sin tregua. La última sensación arrincona a aquello que ayer nos conmocionaba. Los refugiados siguen ahí, y peor con el invierno, pero han volado del menú. Todavía más acusado es el caso de Grecia, de la que tras el último parche se ha dejado de hablar.
Pero en Atenas siguen ocurriendo cosas. ¿Se acuerdan de Alexis Tsipras, enésimo paladín del neocomunismo, el rebelde sin corbata que iba a redimir a los griegos, el líder con quien levantaba el puño Iglesias en los felices mítines de la plaza Syntagma? Pues hace solo tres semanas se fumó su logo electoral estrella y aprobó una ley que facilita los desahucios. Tsipras se ha caído ya de los mundos de Yupi, por donde todavía transitan Iglesias y Rivera declamando sus sofismas televisivos.
Tsipras se ha pegado un costalazo contra las constricciones del mundo real. La troika, que se ha cambiado el nombre pero sigue dictando las reglas, le ha dicho que o se pone serio y aparca la lírica manirrota o le cortan el grifo. Tsipras ha subido hasta el impuesto sobre el vino (eso, ay, sí que es toda una tragedia griega).
Los gobiernos deben garantizar el orden, la seguridad jurídica y los servicios sociales básicos. Pero la riqueza la crean las empresas, el talento y laboriosidad de la sociedad civil, no Soraya o el pobre Sánchez, quien ya provoca sonrisitas de chufla en sus rivales, y mucho menos la monserga bolivariana de Iglesias o la apostura de Rivera, que habla bien, pero tiene un partido que se acaba en él, con un elenco de candidatos gaseoso (se ha vuelto jolgorio tuitero la entrevista de la periodista gallega Fernanda Tabarés con su número uno por La Coruña, un fenómeno que dice que ya presentarán sus propuestas cuando pasen las elecciones…).
Tras la madre de todos los debates, constatamos perplejos que la nueva política, que iba a llevarnos a la tierra de la leche y la miel y convertirnos a todos en arcángeles cantores, resultó ser clavada a la vieja política. De Sánchez supimos que nos va a brear a impuestos para salvar las pensiones, que se cargará una reforma laboral que ha empezado a desmontar el andamiaje franquista que contribuye a nuestras anómalas cotas de paro, y que reformará la Constitución, sin saber cómo y al son de los sediciosos. Iglesias dice lo mismo que el viejo Cayo Lara, pero con coleta, elocuencia (cursi) y sin poso rústico. Rivera promete sueldos del Estado para llegar a fin de mes, imposibles para las arcas públicas, y honradez total, que dejará de existir en cuanto toquen poder, pues el ser humano es falible. Soraya se limitó a un aseado seguiremos trabajando y sudó cuando le mentaron la corrupción, talón de Aquiles del PP post-Aznar.
Seamos francos: Rivera podría estar tranquilamente en el PP, Soraya en un PSOE de centro e Iglesias en la izquierda de este PSOE extraviado. El campo de juego está muy acotado por el marco europeo y la globalización. Así que habrá que buscar sentido común, honradez y huir del frikismo. La guapura, mejor en el «Vogue» que en el BOE.
LUIS VENTOSO – ABC – 10/12/15