ABC – 28/12/15
· El Comité Federal del PSOE aprobará hoy unas «líneas rojas» que dificultarán acuerdos con Iglesias y con ERC.
· Pedro Sánchez y su equipo tuvieron que escuchar anoche cuatro horas de durísimas críticas de los barones por el «desastroso» resultado electoral, pero, sobre todo, por el «personalismo» que está demostrando en su gestión de la Secretaría General del PSOE.
Cuatro tensas horas en las que salieron a relucir reproches variados: desde no haber consultado con ellos su anuncio el lunes de retrasar el 39 Congreso –no se lo van a permitir y, aunque ayer prefirieron no mezclar los temas, hoy sí lo abordarán en el Comité Federal–, pasando por los fichajes y acabando por cuestionar incluso cómo anunció la propuesta de trasladar el Senado a Barcelona. «¿Cuándo hemos decidido eso?», le preguntó a puerta cerrada el presidente castellano-manchego, Emiliano García-Page, uno de los líderes más duros del sector crítico.
Solo tras ese rapapolvo, y cuando el líder socialista ya era consciente de que hoy iba a quedarse en minoría en el Comité Federal, aceptó las condiciones de los barones y estos le autorizaron a negociar con Podemos, IU, ERC, PNV y la antigua Convergéncia, en aras de lograr un casi imposible «pentapartito» que le llevara a La Moncloa en caso de que Mariano Rajoy no logre la investidura.
Los líderes de la revuelta, la presidenta andaluza, Susana Díaz, el asturiano, Javier Fernández, GarcíaPage, y el extremeño, Guillermo Fernández Vara, retiraron su amenaza de someter a votación hoy en el Comité Federal una resolución atándole en corto. Será el propio Pedro Sánchez quien la defienda ante los 250 miembros del máximo órgano entre congresos. En esencia, el documento, cuyas líneas generales presentaron Susana Díaz y Javier Fernández, establece la capacidad que tendrá Sánchez para negociar «siempre y cuando» Podemos y ERC no pongan encima de la mesa al principio de autodeterminación. Algo difícil de creer en el caso del partido morado e imposible en el de Esquerra, inmersa como está en el proceso de «desconexión» de Cataluña.
Varios de los asistentes a la cita de anoche en Ferraz explicaron esta madrugada a ABC su convencimiento de que esa negociacion no llegará «a ninguna parte», pero la han aceptado, con fuertes restricciones, porque lo contrario hubiera supuesto la dimisión inmediata de Sánchez y se habría abierto la crisis de liderazgo en el PSOE en el peor momento, la formación de gobierno.
De hecho, anoche ninguno de los barones conjurados sacó en la reunión su deseo de que el 39 congreso se celebre a su tiempo –se especula con que van a forzar otro Comité Federal en breve para convocarlo los días 11, 12 y 13 de marzo– y no más adelante, como quería Sánchez. Temen que el partido, muy debilitado, se vaya por el desagüe, fagocitado por Podemos y las fuerzas independentistas. Por eso prefieren que siga en la oposición al PP, aunque conlleve la repetición de las elecciones. Y, además, habrá que ver si, al final del proceso, el PSOE no acaba absteniéndose en la investidura de Rajoy para evitar unos comicios en los que el peligro de ser sobrepasados por los de Pablo Iglesias –el 20-D quedaron a tan solo un 1,5 puntos porcentuales de voto de distancia– es muy cierto.
Puig, corriendo a Madrid
Los primeros signos de que lograr el consenso interno era bien difícil lo reflejaba el acorazamiento de la sede en Ferraz, con los periodistas en la calle, y escasos protagonistas haciendo declaraciones a su llegada, al filo de las seis de la tarde. Solo Patxi López y García-Page hablaron, el segundo como portavoz del severo varapalo que luego le iba a tocar escuchar a Sánchez a puerta cerrada. No se puede gobernar «a cualquier precio», decía. Y ya advertía, a modo de aperitivo, que oficialmente no había retraso del 39 Congreso, no dándose por enterado del anuncio de Sánchez.
Mientras, Ferraz está convencido de que lo que hay detrás de la postura numantina de los conjurados, particularmente de Díaz, es un pulso de poder contra el líder socialista. Y los barones sospechan que lo único que quiere es ganar tiempo para que nadie le pida cuentas por el «desastroso» resultado en las elecciones generales del 20-D que anoche le echaron en cara: 1,4 millones de votos menos que Alfredo Pérez Rubalcaba en 2011 y el grupo parlamentario rebajado de 110 a solo 90 diputados. Eso, y volver a ser candidato si se repiten elecciones. Y los poderes territoriales se niegan porque muchos de ellos, en esa tesitura ya solo ven a Susana Díaz salvando al PSOE.
Salva la dimisión
Si Sánchez no se hubiera avenido anoche a pactar, casi seguro perdía hoy la votación en el Comité Federal y habría tenido que dimitir. Porque, entre los representantes de las federaciones de Andalucía, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Asturias, Extremadura y Aragón, más la mitad de Madrid, muy críticos con Sánchez por la defenestración del exsecretario general del PSM Tomás Gómez, suman, mínimo, un 70% del Comité Federal. Incluso, habría acelerado la convocatoria del 39 Congreso porque al Comité Federal no le hubiera quedado más remedio que hacerlo hoy mismo. Fue muy significativo, en este sentido, escuchar a García-Page a su llegada a Ferraz hacerse de nuevas cuando los periodistas le preguntaron por el retraso del congreso. Negó
la mayor. «No conozco ninguna resolución, ni tampoco de la dirección. No hay una propuesta como tal de que se retrase. Si la dirección propone hablar de congresos, entonces hablamos», dijo. A la salida, su mensaje era ya otro: «Es muy difícil que hablemos de cuestiones internas» antes de que se arregle la gobernabilidad. A ver hoy qué dicen sus pares.
Anoche se reprochó de todo entre las cuatro paredes de la sede socialista. Sobre todo, la «falta de autocrítica» tras los malos resultados el 20-D –«que no son aceptables», dijeron muchos barones– y de la pérdida de pie del PSOE, no solo ya entre las grandes ciudades sino entre los jóvenes. Lo que menos perdonan a Sánchez es que haya puesto su «supervivencia política» por delante de todo. Por eso no van a tolerarle retraso alguno en el 39 Congreso, en el que tendrá contrincante. Y si hay repetición de elecciones, pues el nuevo secretario general podrá optar ya a la candidatura a La Moncloa.
Sin embargo, Pedro Sánchez no está dispuesto a tirar la toalla. Habrá que ver qué dice hoy en su discurso, pero viene sosteniendo que llegó por unas primarias internas en junio de 2014 y solo le echará otra votación. Intuye que Susana Díaz no quiere enfrentarse a él en las urnas ante los militantes.
ABC – 28/12/15