La trinchera equivocada

IGNACIO CAMACHO – ABC – 14/02/16

· El glacial desencuentro entre Sánchez y Rajoy es el símbolo deuna política extraviada, enferma de artrosis ideológica.

Beppe Grillo ha vuelto al teatro. El cómico italiano que fundó –un año antes del nacimiento de Podemos– un movimiento antisistema capaz de llevarse el 25 por ciento de los votos se ha aburrido de la política, arrinconado por un socialdemócrata templado como Matteo Renzi. Hace tres años, en Italia hubo unas elecciones de resultado tan confuso como el de las españolas de diciembre. Y tras unos tanteos provisionales de mayoría imposible, el centro-izquierda pactó con el odiado y corrupto Berlusconi para frenar el ascenso de los rupturistas y darle estabilidad al Estado. Como en Francia los socialistas votaron a los candidatos de Sarkozy en la segunda vuelta para cerrarle al partido de Marine Le Pen el paso a los gobiernos territoriales. La dirigencia de ambos países identificó al populismo como el principal adversario de una democracia en crisis, y actuó en consecuencia. Se blindó ante los profetas del fracaso.

En España el Partido Socialista, tradicional estabilizador político, ha señalado como enemigo de lesa patria al otro pilar del bipartidismo, casualmente el ganador de las elecciones. El candidato Pedro Sánchez ha enviado esta semana su borrador programático a todas las fuerzas parlamentarias, incluidas Bildu y ERC, excepto a la que tiene detrás siete millones de votos. Su sectarismo aísla a un partido democrático que ha gobernado el país doce años y su ambición de poder es en cambio compatible con la de una formación a la que hace pocas semanas acusaba –con razón– de querer implantar un modelo autoritario, entre soviético y bolivariano.

Ese es ahora su más probable socio de gobierno, al que está dispuesto a entregar el poder a cambio de una Presidencia más honorífica que ejecutiva. Y esa es su solución al problema que Felipe González advertía en una escena pública italianizada pero sin italianos.

El encuentro-desencuentro, gélido y hostil, entre Sánchez y Rajoy es el símbolo de una política extraviada, de luces cortas, afectada por un desenfoque primordial en el diagnóstico de los intereses colectivos. Una política enferma de intransigencia y colapsada por la artrosis ideológica, de la que el líder socialista trata de escapar con una alianza peligrosa para su partido y en todo caso suicida para la nación. La estrategia frentepopulista no representa tanto una amenaza para la economía como para la convivencia; se trata de un pacto excluyente de media España contra la otra media.

Sánchez podría justificarla si no existiese alternativa, pero no sólo la hay, sino que el viernes la tuvo enfrente y la despreció. Tiene miedo a la radicalización de sus votantes porque carece de liderazgo prescriptivo, una cualidad sin la que no se puede gobernar un país. Y está cavando la trinchera equivocada. La que le separa de su espacio natural para dejarlo solo con el verdadero enemigo en la retaguardia.

IGNACIO CAMACHO – ABC – 14/02/16