EL MUNDO – 16/02/16 – VICTORIA PREGO
· Independientemente de hasta donde puedan llegar los negociadores socialistas con los miembros del equipo que designe Podemos, lo que ha quedado ya definitivamente claro son las intenciones de Pablo Iglesias, que incluyen la deglución política, en primer lugar, de Pedro Sánchez y, después, la de su partido. No hay más que ver por encima las propuestas presentadas ayer para darse cuenta que la que el líder de Podemos tiene diseñada es una presidencia de representación y una vicepresidencia, ocupada por él, con funciones de presidente.
Una cosa muy parecida a la que le tenían preparada a Juan Carlos de Borbón los franquistas del búnker para cuando Franco muriera: una Jefatura del Estado para enseñar por ahí fuera pero carente de cualquier peso y función. Eso es lo que le espera a Pedro Sánchez como se le ocurra admitir al líder de Podemos como número dos de su hipotético gobierno.
Ésta es una de las cosas inquietantes de las muchas que amenazan al lector desde las páginas del documento que destila una indisimulable vocación por el intervencionismo propio de los regímenes autoritarios, por más que, en sus propuestas económicas, los del partido morado hayan intentado acercarse a las posiciones del PSOE aunque en sus parámetros máximos.
El problema es que muchos nos tememos que las conversaciones entre ambos partidos están ya muy avanzadas y que en estas dos semanas se representará una negociación con todos los adornos necesarios que incluirá unas cuantas renuncias de Podemos a los puntos más inasumibles para el PSOE.
Que el acuerdo está prácticamente hecho lo demuestra el cambio radical protagonizado ayer por Susana Díaz, que dijo con rotundidad que «lo mejor para España es que Pedro Sánchez sea presidente». Ya no queda ni rastro de las exigencias que ella misma y otros barones pusieron a su secretario general por las que no podía sentarse siquiera a hablar con quien defendiera un referéndum de autodeterminación.
Todo eso se ha esfumado ya de su discurso y también del discurso de Antonio Hernando, que se ha limitado a hacer aspavientos porque Iglesias pretende disputarle a Sánchez la iniciativa política encomendada por el Rey.
Es decir, que el acuerdo está ya en el horno y que en esas renuncias de cara a la galería se va a incluir la que se refiere a la exigencia del referéndum en Cataluña y la propuesta de que el modelo se extienda a todas las «comunidades nacionales» en un «nuevo modelo territorial».
Pero quien piense que esas renuncias, de producirse, son reales, se equivocará grandemente, y en esa advertencia hay que incluir a Pedro Sánchez y su equipo. Los dirigentes de Podemos tienen el proyecto claro de hacerse con el poder en la izquierda española apoyándose en los nacionalismos que le han permitido crecer electoralmente de modo espectacular. Ése es el modelo al que sirven y servirán una vez que hayan conseguido lo que tienen ya en la punta de los dedos, que es acceder al Gobierno de la mano de los socialistas. Por eso, más que decir «Pablo, no sabes dónde estás» hay que preguntar «Pedro, ¿sabes a dónde vas?».
EL MUNDO – 16/02/16 – VICTORIA PREGO