EL MUNDO – 01/03/16
· Rechaza la oferta de última hora de Sánchez y denunciará las «contradicciones» del PSOE.
· El intento in extremis del PSOE por arrastrar a Podemos hacia la abstención en la investidura no ha hecho más que enconar las posiciones y poner más tierra de por medio.
La formación morada no sólo votará no a Pedro Sánchez en la primera y la segunda votación, sino que está dispuesta a librar la guerra de relatos que lleva desatada desde que la semana pasada se rompieran formalmente las negociaciones y que previsiblemente se reavivará con dureza estos días.
Pablo Iglesias se subirá por primera vez a la tribuna de oradores del Congreso de los Diputados para defender el voto en contra a un presidente socialista. Una situación aparentemente incómoda, pero que se ha visto reforzada por la munición suministrada ayer por Sánchez, que terminó por envalentonar a Podemos y sus socios –que votarán de la mano, sin ninguna fisura–.
Iglesias desechó tajantemente la oferta socialista por ser «un corta y pega» del pacto con Ciudadanos en el que sólo se habían escondido «las medidas más vergonzosas», mientras sigue reclamando que la única investidura en la que salen las cuentas con Podemos es la que suma una coalición de izquierdas.
Tras afirmar que el PSOE acepta sólo una de sus ocho grandes reclamaciones, Iglesias mantiene intactos sus argumentos en el terreno económico y laboral para contrarrestar el mensaje del PSOE de que Podemos vota como Rajoy para sabotear el cambio en La Moncloa.
Consciente de que la disyuntiva que planteará Sánchez es «tenéis que elegir entre Rajoy o yo como presidente», Podemos replicará que el «cambio político» no sólo es una cuestión de nombres o de partidos, sino que –como destacó ayer Íñigo Errejón– lo es de «políticas»; y que tan importante es «sacar a Rajoy de Moncloa» como sus medidas. Algo que, a juicio de Podemos, no sucede con el pacto firmado con C’s.
Iglesias se agarrará al argumento de que el acuerdo entre Sánchez y Albert Rivera es una «capa de barniz» a las políticas del PP, con «buenas palabras», pero que en realidad supone la consolidación de lo que el partido morado ha venido a llamar la «austeridad light». Así, se espera que Iglesias incida en las «contradicciones» del PSOE, como la no derogación de la reforma laboral, la escasa subida del salario mínimo o el mantenimiento de copagos. Y que se lance contra los planes económicos sobre el déficit y el gasto público que, en opinión de Podemos, impiden revertir los recortes y hacer política social.
En esta lucha por el relato ante la opinión pública –que lleva a una hipotética repetición de elecciones–, Podemos recalcará que su voto en contra no es a un presidente socialista, sino a una política económica «como la del PP», plasmada en un pacto «incompatible» con Podemos y que está «pensado» para buscar la complicidad y la abstención del PP. Es decir, para una «gran coalición».
Aunque se espera un discurso contundente, Iglesias tenderá a la vez la mano a Sánchez. «Hay vida más allá del día 4», se repite en Podemos. El partido morado confía en que, tras el fracaso, Sánchez reactive las negociaciones para una coalición.
Compartirá sus tiempos
Confluencias. El líder de Podemos se estrenará mañana en el Congreso con una peculiaridad: tendrá que repartirse el tiempo con los portavoces de las confluencias. De los 30 minutos tasados para su primera intervención, podrá consumir 21, para dejar seis al líder de En Comú Podem y otros tres a la portavoz de En Marea. Después de que le tumbaran su idea de formar cuatro grupos parlamentarios, Iglesias amarró a sus socios en un «grupo confederal» con la promesa de que tendrían voz y voto propios en todos los debates de peso. No obstante, se aseguró ayer que la réplica de 10 minutos la hará íntegra.
EL MUNDO – 01/03/16