El grupo ha convocado un acto público en Barcelona para iniciar el proceso constituyente de un partido que corrija el «déficit de representación» sufrido por los ciudadanos de Cataluña que se consideran por lo menos ajenos, cuando no contrarios, al nacionalismo catalán. El manifiesto de presentación ha recibido 170 adhesiones de profesores y profesionales.
EL PAÍS
LOS PROMOTORES. De pie, de izquierda a derecha, Ferran Toutain, Félix Pérez Romera, Francesc de Carreras, José Vicente Rodríguez, Arcadi Espada, Teresa Giménez, Carlos Trias, Ponç Puigdevall y Ana Nuño. En primera fila, Albert Boadella, Xavier Pericay, Félix de Azúa, Félix Ovejero e Iván Tubau.
Un grupo de intelectuales catalanes presentó ayer un manifiesto titulado Por un nuevo partido político en Cataluña. Para el próximo día 21 han convocado un acto público en Barcelona en el que pretenden iniciar el proceso constituyente de un partido que corrija el «déficit de representación» sufrido por los ciudadanos de Cataluña que se consideran por lo menos ajenos, cuando no contrarios, al nacionalismo catalán.
Lo que en Cataluña no cuajó durante los 23 años de gobiernos nacionalistas presididos por Jordi Pujol está cuajando a los 18 meses del Gobierno formado por tres partidos de izquierdas y presidido por el socialista Pasqual Maragall: la creación en Cataluña de un partido cuya fundamentación sea combatir el nacionalismo catalán.
El manifiesto que llama a la creación de este nuevo partido fue presentado ayer en un restaurante de la Plaza Real en una de las conferencias de prensa que ha reunido a más periodistas en los últimos años en Barcelona. Uno de los promotores, el periodista Arcadi Espada, definió así el sentimiento que anima a muchos de los que han lanzado la iniciativa: «Yo no voté al partido socialista [en las últimas elecciones catalanas] para que hiciera en el Gobierno más nacionalismo del que hacía estando en la oposición».
Lo que mueve a muchos de los firmantes de la propuesta, según explicó otro de los impulsores del proyecto, el catedrático de Derecho Constitucional Francesc de Carreras, es la decepción por la deriva tomada por el PSC, en el que, según dijeron, habían puesto su confianza algunos de ellos. «Nuestro escepticismo acerca de que el PSC pueda cambiar esta situación es total», aseguró.
A la presentación asistieron, además de Espada y Carreras, el actor Albert Boadella; el escritor Xavier Pericay; el profesor de Estética Félix de Azúa; el profesor de Ética Félix Ovejero; el periodista Iván Tubau; el novelista Carlos Trías; el crítico literario Ponç Puigdevall y el escritor Ferran Toutain, entre otros. Junto con el manifiesto, entregaron un pliego con 170 firmas de adhesión, entre las que abundan las de profesores, escritores y periodistas, pero en la que hay también exponentes de muchas otras profesiones e incluso un sindicalista de Comisiones Obreras, Carlos Elías. Entre ellas destacan las de las editoras Beatriz de Moura y Miriam Tey; el filósofo Eugenio Trias; la profesora de Ciencia Política Montserrat Baras; los escritores José Luis Giménez Frontín, Lluís Maria Todó y Cristina Peri Rossi.
A la hora de fijar las coordenadas políticas e ideológicas de los promotores, Carreras dijo que se situaban en ámbitos parecidos a los de movimientos surgidos en el País Vasco como ¡Basta Ya! y Foro Ermua, nacidos al calor de la lucha contra ETA. Espada afirmó: «Nosotros no somos nacionalistas. Somos españoles del Estado español, el único que existe» . Félix Ovejero explicó que el objetivo es «recuperar la idea de ciudadanía catalana frente a la idea de Cataluña; una idea de ciudadanía no excluyente».
Mucho más contundente, Félix de Azúa definió la iniciativa como una reacción al monopolio de la representación política por los nacionalistas. «En pocos lugares como en Cataluña puede crear problemas la mera expresión de las ideas políticas» si no coinciden con las de los nacionalistas. Tanto es así, aseguró, que muchas personas le habían expresado su apoyo al manifiesto «pero no lo han querido firmar por miedo a que se les hiciera el vacío». Requerido para que aportara un ejemplo, Azúa dijo que no podía, precisamente para evitar las represalias.
Varios de los promotores se refirieron a Esquerra Republicana como «la extrema derecha catalana». Respecto al PP, Espada afirmó que perdió su credibilidad como oposición al nacionalismo catalán cuando defenestró a Aleix Vidal-Quadras para lograr el apoyo de CiU al Gobierno de José María Aznar. También le invalida, agregó, el hecho de que se disponga a aceptar que el Estatuto de Autonomía defina a Cataluña como nación.
En contra
El portavoz de Convergència i Unió, Felip Puig, atribuyó la iniciativa de crear un partido no nacionalista a que el PSC y el PP «no hacen bien su trabajo». «Esto tiene una pátina pijo-progresista», dijo. El portavoz del Partido Popular, Francesc Vendrell, sin embargo, opinó que quien de verdad tiene un problema no es su partido, sino el PSC.
La diputada socialista Lidia Santos afirmó que el PSC «no es nacionalista, sino catalanista», y que el llamamiento de estos intelectuales responde a una visión de Cataluña «que no es real ni cierta».
El portavoz de Iniciativa Verds-Esquerra Unida (ICV-EUiA), Joan Boada, afirmó que los promotores del nuevo partido llevan a cabo «una maniobra de tipo lerrouxista». Alejandro Lerroux fue un político que a principios del siglo XX combatió al regionalismo catalán con el populismo. En parecidos términos se pronunció el dirigente de ERC Josep Bargalló, primer consejero del Gobierno catalán. Recordó que ya en 1982, Federico Jiménez Losantos y Amando de Miguel encabezaron un manifiesto similar.
ABC
Los intelectuales denuncian amenazas por criticar «la escalada integrista en Cataluña»
En una rueda de prensa que permitió oír la multiplicidad de voces que compone este movimiento, reclamaron ayuda ciudadana contra el nacionalismo. Aseguran que algunos no han secundado oficialmente la iniciativa por las repercusiones que esto podría tener en su vida laboral. El PSC se defiende y dice que el manifiesto presenta una «visión irreal del país».
Los quince impulsores del manifiesto «Por un nuevo partido político en Cataluña» presentaron ayer la iniciativa con la voluntad de abrir un proceso que «permita regenerar» la clase política catalana y la advertencia de que algunos posibles firmantes no han secundado oficialmente la iniciativa por temor a las repercusiones que esto podría tener en su vida laboral. Así lo denunció el escritor Félix de Azúa, quien señaló estos casos «a modo de ejemplo, porque esto indica la atmósfera que se vive».
Pese a estos inconvenientes, los impulsores del manifiesto explicaron que el texto se presenta con doscientas firmas -aunque el proceso de recogida de adhesiones comienza a partir de ahora- pero podrían haber sido más, porque aseguran haberse visto desbordados por la respuesta obtenida de momento. El objetivo, ahora, es el impulso de una nueva formación política que obtenga representación en el Parlamento catalán «para que se hable en castellano, cosa que ahora es prácticamente imposible, mientras la extrema derecha de ERC exige el catalán en el Congreso», señaló Iván Tubau. Y con vocación de gobierno, pese a reconocer que eso es harto difícil.
Aunque el PSC centró sus críticas, no definieron los márgenes de esa futura formación, cuyos ejes deberían ser «el retorno al liberalismo y a la defensa de la ciudadanía» como eje vertebrador de la acción de gobierno. Así lo defenderán en el acto de presentación al público anunciado ayer para el próximo 21 de junio en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB).
Félix de Azúa:
«En pocos lugares de Europa expresar una opinión negativa tiene consecuencias»
El escritor denunció que hay personas que secundan sus tesis pero no se han atrevido a firmar el manifiesto por las consecuencias que esto podría acarrearles y señaló que se trata de una situación excepcional «por lo menos en Europa». Félix de Azúa explicó que «esto sucede donde el poder está establecido como un bloque sin fisuras», en cuyo caso «los insumisos son marginalizados sistemáticamente». Destacó su decepción ante la ausencia de políticas sociales en un gobierno del PSC y alertó de que este partido «es hostil a España y a la Constitución».
Francesc de Carreras:
«Tras ver la evolución del PSC desde 1999, nuestro escepticismo es total»
Francesc de Carreras reconoció que su «escepticismo es total» sobre la posibilidad de que el manifiesto consiga que el PSC reconsidere su línea política actual. El catedrático de Derecho Constitucional advirtió que no hay un nexo de unión entre su iniciativa y las corrientes críticas en el seno del PSC, aunque destacó que «es un síntoma». Francesc de Carreras denunció además el hecho de que el tripartito catalán haya fijado como objetivos prioritarios un nuevo Estatuto y una nueva financiación que «no van encaminadas a cubrir las necesidades ciudadanas sino a obtener más poder para tener más poder, no para servir a los ciudadanos».
Arcadi Espada:
«Parece que no se pueda hacer política en Cataluña sin partir de la óptica nacionalista»
Convencido de que con la llegada de la izquierda al poder en Cataluña «se cierra la expectativa de cambio que teníamos», el periodista Arcadi Espada explicó que en los últimos comicios votó a los socialistas «y tenía derecho a esperar que no hicieran seguidismo» del nacionalismo. Perdida esa esperanza, Espada lamentó que en Cataluña sólo se haga política «desde la óptica nacionalista» y presentó a los impulsores del manifiesto como «no nacionalistas que defendemos el Estado español, que es lo único tangible». Tampoco consideró al PP un «instrumento útil para combatir el nacionalismo» porque a su juicio este partido se plegó «desde que pactó la caída de Alejo Vidal-Quadras, y ahora Josep Piqué ha aceptado que el preámbulo del Estatuto diga que Cataluña es una nación».
Albert Boadella:
«He recibido amenazas que demuestran la escalada integrista»
El director de Els Joglars denunció una amenaza recibida hace dos meses a través de Internet «por supuesto anónima» -y sin relación con el manifiesto presentado ayer-, que para Boadella demuestra «la escalada integrista» que en su opinión se ha producido, «favorecida por los mensajes subliminales de muchos medios de comunicación». Mucho menos subliminal fue su mensaje, cuando calificó a la clase política de «cúmulo de cursis y capullos combinados con salvapatrias».
Félix Ovejero:
«La identidad se tiene, no hay que conservarla»
Félix Ovejero denunció que «Cataluña cada vez se parece menos a la Cataluña real» y rechazó hablar de una franja política concreta -derecha o izquierda- para abogar porque el nuevo partido abarque «un espacio común presidido por la idea de ciudadanía». El escritor, que recordó que proviene de la «izquierda radical», señaló que «si nos gastamos el presupuesto en identidad no llega para políticas sociales» y advirtió que «los desatendidos son el 60 o 70 por ciento de los catalanes que tienen su origen fuera de aquí».
Xavier Pericay:
«Nuestra confianza en el PSC y el PP es prácticamente nula»
«Oficialmente los únicos partidos nacionalistas son CiU y ERC, los otros no lo son y por tanto se pueden sentir aludidos por el manifiesto», advirtió el escritor y colaborador de ABC Xavier Pericay, quien señaló, sin embargo, que «nuestra confianza es prácticamente nula», convencido de que «ni el PSC ni el PP están dispuestos a combatir al nacionalismo». Constatada la desconfianza en los partidos actuales, anunció que «un proceso que debe tender a regenerar la clase política catalana» para «acercar la política a la realidad catalana» y romper así la situación actual.
El PSC se defiende y dice que el manifiesto presenta una «visión irreal del país»
El PP catalán aplaude una iniciativa que «provoca el debate de una sociedad adormecida», aunque advierte que no comparte todos sus postulados
La presentación del manifiesto «Por un nuevo partido político en Cataluña» provocó ayer la reacción, nada entusiasta, de todo el arco parlamentario catalán. La respuesta oficial llegó del consejero jefe de la Generalitat, Josep Bargalló, quien aseguró profesar todo su respeto por el debate abierto con el manifiesto pero cuestionó a sus impulsores al asegurar que «se autocalifican de intelectuales». Mucho más dura fue la reacción de los partidos que dan apoyo al gobierno tripartito, especialmente ERC, que durante la presentación del manifiesto se convirtió junto al PSC en centro de las críticas, mientras los socialistas acusaban a los impulsores de dar una visión irreal de Cataluña.
El portavoz republicano en el Parlamento catalán, Joan Ridao, aseguró que el documento demuestra tener «un escaso rigor analítico» y un evidente «carácter panfletario y demagógico» lo que a su juicio sitúa a los autores «dentro de la marginalidad política». Ridao concluyó que la «ficción política» denunciada por el manifiesto hace referencia a la reforma del Estatuto y la financiación «lo que representa, como mínimo, un grave menosprecio a la voluntad popular expresada en las urnas».
La diputada socialista Lidia Santos, por su parte, consideró que «no hay necesidad de un nuevo partido porque el PSC es un partido catalanista, no nacionalista» y se mostró convencida de que «más que erosionar al PSC, quizá erosiona la convivencia, pero creo que en estos momentos no llega ni a esto». Santos rechazó además que exista conflicto entre pedir más autogobierno para Cataluña y «defender la convivencia en el Estado de todos los pueblos de España».
Más conciliador se mostró el portavoz del PP, Francesc Vendrell, quien apuntó que el manifiesto «es bueno» porque genera debate «en una sociedad muy adormecida y muy políticamente correcta». Vendrell reconoció no compartir todos sus postulados aunque coincidió en que «en Cataluña tenemos una política de mirarnos demasiado a nosotros mismos y que olvida otros debates importantes».
El presidente de CiU, Artur Mas, replicó al grupo de intelectuales impulsores del manifiesto, que es «irreal culpar al nacionalismo catalán de todos los males de Cataluña». En declaraciones a COM Radio, Mas aseguró que «históricamente a Cataluña siempre le han cortado las alas» y ha tenido que competir en un «terreno de juego desequilibrado» con respecto al resto de España. Por último, el portavoz de ICV, Joan Boada, negó cualquier «deriva nacionalista» del tripartito y tachó la iniciativa de «maniobra de carácter lerrouxista».
EL PAÍS y ABC, 8/6/2005