JOSÉ MARÍA CARRASCAL – ABC – 11/07/16
· El papel de Ciudadanos, hoy por hoy, es el de bisagra, no el de protagonista en el laberinto que se ha convertido la escena política española.
Del mismo modo que no puede pedirse al PP que prescinda de Rajoy tras haber ganado las dos últimas elecciones, la segunda por mayor margen que la primera, tampoco puede pedirse al PSOE que pase del «no es no» al «sí o tal vez» de un día para otro. Hay que dejarle tiempo para que metabolice su derrota y acepte que lo más urgente es afianzarse como líder de la oposición, papel que ha estado a punto de birlarle Podemos. Algo que lleva su tiempo. Y quien se equivoca en los tiempos pierde la partida.
Le toca jugar a Mariano Rajoy y urge que juegue sus bazas, no vaya a pasársele el turno. Los españoles le hemos dado un mandato lo bastante holgado para que gobierne, pero no a su antojo, sino «bajo vigilancia» de otro u otros partidos, lo que le obliga a elegir muy bien los socios. Visto el «no de entrada» socialista, la incompatibilidad con Podemos y las malas experiencias con los nacionalistas, sólo le queda Ciudadanos, ese hijo pródigo que se marchó de casa y le ha dado varios disgustos, al que habrá que convencer de que vuelva, tampoco tan difícil, al no haberle ido demasiado bien con las malas compañías.
Pienso que bastaría extraer de la larga lista de compromisos con el PSOE de cara a un gobierno conjunto aquellos de claro matiz centroderecha y asumirlos como propios para que Albert Rivera y los suyos aceptaran un papel en la nueva etapa de limpieza y consolidación que espera a España. Y si no lo hacen, que se atengan a las consecuencias, pues ya recibieron el primer aviso el 26-J. El papel de Ciudadanos, hoy por hoy, es el de bisagra, no el de protagonista en el laberinto que se ha convertido la escena política española. Si crece o continúa siendo el «tercer partido» en ella, al estilo de los liberales en Alemania o el Reino Unido, dependerá de su actitud en este crucial momento. Aunque debo reconocer que el liberalismo no atraviesa precisamente sus mejores días.
Lo que esta vez no puede hacer Rajoy es esperar a que el tiempo «ponga las cosas en su sitio». Suena su hora y tiene que actuar con o sin los demás. Ya oigo la vieja cantinela de «está solo, nadie quiere pactar con él», como argumento para negarle la presidencia. Una gran mentira. Rajoy no está solo. Tiene detrás más de ocho millones de españoles, que le han dado su confianza. Está obligado a intentarlo aunque sea en solitario. Si el resto se dedica a boicotear sus medidas para continuar la recuperación económica, reforzar los lazos con Europa y mantener la unidad de la nación española, será su problema, no el de Rajoy. En su última cita con las urnas, el pueblo español ha demostrado tener más sentido común del que se suponía, desde luego, más que el inglés. Un aviso a todos.
JOSÉ MARÍA CARRASCAL – ABC – 11/07/16