EL MUNDO – 18/12/16
· Una enmienda fuerza a Rivera a mantener una «oposición contundente al nacionalismo».
· Ciudadanos ratificó ayer su intención de censurar y castigar la disidencia en el seno del partido con la aprobación de unos Estatutos que, por vez primera, actúan con dureza contra las voces discordantes.
El Consejo General de la formación naranja sacó adelante la reforma estatutaria que prevé sancionar con la suspensión de militancia, la inhabilitación para cargo orgánico o, incluso, la expulsión a los afiliados que lleven a cabo «manifestaciones públicas que menoscaben el buen nombre del partido o de sus afiliados, así como la creación o la participación en corrientes de opinión que sean contrarias a los intereses del partido en su conjunto».
Ayer, durante la celebración en Barcelona del cónclave que dio luz verde a esta nueva reglamentación, el vicesecretario general de Ciudadanos, José Manuel Villegas, defendió la necesidad y la conveniencia de dotarse de esta norma punitiva porque ningún miembro de la formación «puede trabajar contra lo decidido por la mayoría y perjudicar al partido». «Somos el partido más democrático, hay libertad absoluta para discutir, pero se vota y lo que deciden los afiliados luego lo tienen que asumir y respetar», subrayó Villegas.
La ponencia estatutaria fue respaldada por amplísima mayoría: 36 votos a favor, uno en contra y cuatro abstenciones, aunque esta propuesta todavía podrá ser enmendada por las bases de la formación para su aprobación definitiva en la Asamblea General que la formación liderada por Albert Rivera celebrará los próximos 4 y 5 de febrero.
Al margen de sus nuevos Estatutos, ayer Ciudadanos también definió su nueva hoja de ruta, un guión que sufrió una destacada modificación para blindar el espíritu antinacionalista que acompaña al partido desde su nacimiento y que amenazaba con quedar diluido en el redactado de la ponencia de Estrategia y Actuación Política elaborado por la dirección. Finalmente, una enmienda introducida a última hora en el texto obligará a Rivera a mantener una «oposición contundente al nacionalismo».
La inclusión de este matiz se produce pese al cambio que el partido ha emprendido en los últimos tiempos en el Parlament, donde la jefa de filas de Ciudadanos en Cataluña, Inés Arrimadas, se ha declarado abierta a participar en «un referéndum legal y con validez» sobre el futuro político de Cataluña.
La afirmación de Arrimadas y sus últimos guiños a la necesidad de mejorar la financiación de Cataluña provocaron cierto malestar en sectores fundacionales del partido, que advirtieron de una excesiva condescendencia hacia las tesis nacionalistas.
Sin embargo, la nueva hoja de ruta de Ciudadanos no renuncia a combatir las llamadas a la independencia catalana con una segunda línea de actuación, la centrada en realizar «propuestas económicas y sociales solventes frente a las realizadas por los populistas y los separatistas».
Ayer, Rivera defendió durante su intervención pública en el Consejo General de Ciudadanos la necesidad de «construir una alternativa capaz de hablar de los problemas de los catalanes y acabar de una vez por todas con el monotema de la independencia». El líder de Ciudadanos avaló la vía del diálogo emprendida por el Gobierno y pidió al presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, que recoja el guante y acuda a la Conferencia de Presidentes en lugar de enrocarse en la celebración de otro 9-N que ahonde en «la división y el agotamiento» de los catalanes con el proceso independentista.
EL MUNDO – 18/12/16