EL MUNDO – 21/04/17
· «Para mí lo de Ignacio González sería muy lamentable», asegura con lágrimas en los ojos.
· Esperanza Aguirre reaccionó ayer a la detención de quien fuera su número dos en la Comunidad de Madrid, Ignacio González, con dos gestos impropios de ella: lloró en público y no admitió preguntas de los periodistas.
Tras declarar durante tres horas como testigo en la Audiencia Nacional por el caso Gürtel, la ex presidenta regional compareció brevemente ante las cámaras con los ojos llenos de lágrimas y la voz entrecortada para dar a entender que ya no pone la mano en el fuego por el que fuera durante años su principal colaborador, acusado de presunta desviación de fondos del Canal de Isabel II, y que se niega a dimitir como portavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid.
«A lo largo de toda mi vida lo que he buscado es la mejor utilización del dinero del contribuyente, el servicio público, y jamás nadie me ha podido acusar de haber hecho alguna cuestión incorrecta; por tanto, para mí lo de Ignacio González sería muy lamentable», aseguró la dirigente popular dejando rienda suelta a su emoción.
Como se limitó a trasladar el mensaje que traía preparado de casa, Aguirre evitó deliberadamente responder a la cuestión de si renunciará a su acta de concejal, el único puesto que ostenta en la actualidad. De sus palabras, no obstante, pudo inferirse que no se considera responsable de la gestión de su sucesor al frente del Gobierno regional. Ya en su día se desmarcó también de su ex número tres, Francisco Granados, que continúa en prisión preventiva por ser el presunto urdidor de la tramaPúnica.
«Como ustedes comprenderán el fondo del asunto parece ser una empresa que una filial del Canal de Isabel II ha comprado en Brasil en el año 2013. Yo quiero dejar muy claro que mientras yo fui presidenta de la Comunidad de Madrid, hasta el 17 de septiembre de 2012, nunca quise que ni el Canal de Isabel II ni el Metro de Madrid estuvieran en ninguno de los concursos, adjudicaciones o contratos en el extranjero. Lo que se hiciera después de irme yo, no puedo hablar de ello», aseguró.
Antes de marcar distancias con su antigua media naranja política, la ex presidenta autonómica dijo que estaba «conmocionada» por la detención de González y por «el calvario que está pasando y el que le queda por pasar, porque la Justicia es muy lenta en España», en el caso de que sea inocente. «Aunque no hay que olvidar que la pieza sigue siendo secreta (…), si es culpable, para mí, que he puesto mi confianza en él durante tantísimos años, es un palo muy relevante», recalcó.
En febrero de 2016, cuando Granados llevaba más de un año en la cárcel por el supuesto cobro de comisiones en la adjudicación de contratos públicos, Aguirre dimitió como presidenta de los populares madrileños por su responsabilidad «in vigilando» en los casos de corrupción que salpican al partido en la región. No renunció en cambio a su escaño como líder de la oposición en el Ayuntamiento de la capital, al que había llegado ocho meses antes tras ganar las elecciones pero sin la mayoría necesaria para gobernar. Ahora, tampoco ha dado signos de que esté dispuesta a hacerlo.
En el PP asumen que Aguirre es impredecible y que puede tomar cualquier decisión que estime oportuna sin consultarla previamente con Génova. No en vano, en su día informó a Mariano Rajoy de que renunciaba a liderar el partido en Madrid por SMScinco minutos antes de anunciarlo en rueda de prensa.
El mensaje oficial al respecto del futuro de Aguirre lo envió ayer el coordinador general del PP, Fernando Martínez-Maíllo, en una entrevista en RNE. Según señaló, él no es quién para darle «consejos» porque «ella sabe perfectamente lo que tiene que hacer en cada momento».
EL MUNDO – 21/04/17