JOSÉ MARÍA CARRASCAL – ABC – 14/05/17
· No hace falta que vengan alienígenas para causar el pánico y la destrucción. Los tenemos entre nosotros.
No basta que nos ataquen con bombas, camiones, cuchillos de cocina incluso, para hacerlo por el éter, a través de nuestros ordenadores y móviles. Pues que ese ataque cibernético a las grandes empresas de 99 países es un atentado terrorista está cantado. No se trata de la gamberrada de un hacker, esos pirados de la electrónica que alardean de entrar en los ordenadores del Pentágono o Wall Street, sino de un asalto planeado, combinado y ejecutado con exactitud militar. Posiblemente, como ensayo y aviso de lo que vendrá si no cumplimos sus demandas. Pagaderas, como es debido, en dinero digital.
¿Quién está detrás? La primera sospechosa fue China, lo que ilustra nuestro despiste, pues China es la que más tiene que perder en un caos mundial. A ella lo que le interesa es que reine el orden para tener acceso a las materias primas que su gigantesca producción necesita, y paz para seguir vendiendo sus mercancías por todo el mundo. Se pensó luego en Rusia. Que intentase influir en algunas elecciones occidentales a través de las redes la hacía un buen candidato. Pero un ataque así, a lo bestia, no entra en sus planes, que son asegurar sus fronteras y recobrar el prestigio de potencia comprometida con la paz y seguridad mundiales.
Además, sufrió también el ataque. Tercer sospechoso es el Estado Islámico, que aparece detrás de todos los atentados terroristas o, por lo menos, los reclama. Pero ¿tiene capacidad tecnológica para ello? Es dudoso, aunque siempre podría comprarla, al abundar los informáticos espabilados que se venden por unos milloncejos y la fama adjunta. De momento, no aparecen. Queda como última posibilidad el que sean quienes lo proclaman: unos miserables chantajistas. Del mismo modo que nos anuncian por internet que hemos ganado el gordo de una lejana lotería y sólo tenemos que dar el número de nuestra cuenta para ingresarnos el premio, ahora ha sido un consorcio de estafadores digitales que intenta extorsionar a las supercompañías. Microsoft ya ha dicho que ha cerrado la rendija por la que se colaron. Nosotros, a no hacer caso de ninguna ganga.
Claro sólo es que somos extremadamente vulnerables en este frente. El mundo se mueve hoy a través de la electrónica. Ya han visto los problemas que este golpe ha causado a los hospitales de Londres. Imaginen lo que podría ocurrir de paralizase el sistema bancario, los suministros de agua, las redes de tráfico en las grandes ciudades. No hace falta que vengan alienígenas para causar el pánico y la destrucción.
Los tenemos entre nosotros. ¿No es hora de que políticos de todos los colores se reúnan para combatir esta amenaza global en vez de enzarzarse en peleas domésticas? El enemigo no pierde el tiempo en esas distinciones. Por cierto, todo apunta a que los diseñadores del ataque se basaron en la filtración de Wikileak Vault 7, aireada y jaleada por los medios más famosos como un «triunfo de la libertad informativa». Olfato periodístico.
JOSÉ MARÍA CARRASCAL – ABC – 14/05/17