Jorge Martínez Reverte-El País
Este es un Gobierno que tiene cuajo, que está hecho para durar
Josep Borrell para abrir boca. Y después, un rosario de ministras y ministros que a algunos nos han hecho callar. Este no es un Gobierno para pasar un trámite hasta que vengan unas elecciones. Este es un Gobierno que tiene cuajo, que está hecho para durar.
Algunos vamos a seguir pidiendo elecciones, pero con la boca pequeña. A eso colaboran unos cuantos, porque los enemigos de Sánchez se lo han montado regular.
Por ejemplo, los catalanes partidarios de Puigdemont, que ha hablado para decir las sandeces propias de un indepe falsamente subordinado al xenófobo molt honorable Quim Torra, a quien muchos no nos atrevemos a llamar nazi porque amenaza con querellarse contra quien lo haga. Pues trato hecho, ya no le llamamos nazi, por mucho que sus declaraciones parezcan pensadas por un nazi.
Pero no solo estos chicos. Porque, de pronto, una mujer que parecía tocada por el buen sentido, como Inés Arrimadas, dice que los indepes salivan con Sánchez. ¿Por qué? No parece ser que los tiros vayan por ahí si se escucha a Puigdemont y compañía. Ciudadanos ha hecho un triste papel en este invento. Lo de Inés Arrimadas debe de formar parte de una pérdida de nervios colectiva.
De modo que el PP se ha visto superado, por primera vez en muchos años, en el uso de la descalificación gratuita. Solo Podemos entre los grandes partidos ha sido capaz de asumir que Sánchez iba en serio.
Porque la mala baba de Rafael Hernando se nos ha quedado rutinaria al calificar la acción constitucional de Sánchez como ilegítima y traidora, anticipando el tono cordial que va a tener la leal oposición del PP en el Parlamento.
Pedro Sánchez ha sorprendido a casi todo el mundo. Desde luego, porque ha ganado la moción de censura que significaba echar del poder a un PP donde ya no cabía más corrupción. Pero sobre todo, porque ha montado un Gobierno cuya señas de identidad se enraízan en la competencia y la sensatez.
Algunos vamos a seguir pidiendo con la boca pequeña elecciones. Pero, mientras el nuevo presidente decida si va a hacernos caso o no, vamos a mirar, con entusiasmo no fingido, cómo en Europa se van a tomar a España más en serio, cómo TVE y TV3 se van a mirar los informativos a medida, cómo se puede atender mejor a los inmigrantes medio ahogados, cómo se garantizan mejor las pensiones, o cómo se le dice a Billy el Niño que devuelva las medallas.
Resultó que Pedro Sánchez iba en serio. Estaremos con él.
Pero elecciones pronto…