¿QUÉ INVENTARÁ AHORA?

ABC-JOSÉ MARÍA CARRASCAL

Sánchez es incapaz de negociar no ya con sus rivales, sino con sus comilitones

¿ EMPIEZA a desbarrar –«discutir fuera de la razón» (DRAE)– Pedro Sánchez? Aventuro tan osado pregunta ante su dramática confesión de que no dormiría si viese un vicepresidente y tres ministros de Podemos en su gobierno. Falso por tres razones: porque fue él quien lo propuso a Iglesias, que, afortunadamente, no lo aceptó. Porque incluye al 95% de los españoles entre los desvelados, cuando el porcentaje de los que votan a Iglesias superan holgadamente esa cifra y, por último, porque tengo entendido que, al mudarse a La Moncloa, cambió los colchones, supongo para facilitar su sueño. ¿Cuál fue, entonces, la causa de tal confesión, que ningún político en su sano juicio haría? La hipótesis más socorrida es que intenta hacer olvidar aquella oferta, cuando lo que ha hecho es llevarlo a los titulares. Si uno mete la pata, lo mejor que puede hacer es tender un tupido velo sobre ello. ¿O intenta hacernos creer que nos salvó de los inmensos peligros que Podemos representa para los españoles? Todo es posible en este hombre, para quien la verdad es elástica como el chicle, capaz de convertir al «socio preferente» en el enemigo público número uno en un plis plas. Que haya empezado a cortejar a Errejón, «cuya manera de entender la política –dice– tiene notables diferencias con las de Iglesias», da a entender que estaría encantado si fuese su próximo socio preferente. Sin la menos duda, porque Errejón es otro de esos chicos listos de la nueva hornada, pero con mucha más cintura que Iglesias y se prestaría a cualquier enjuague, como hizo con Manuela Carmena. Su problema es que la exalcaldesa de Madrid no parece dispuesta a meterse de nuevo en el zafarrancho electoral, demostrando más olfato que todos ellos, carentes encima de su arrastre en el resto de España. Aparte de que sólo nos faltaría otro contendiente en el ya abigarrado escenario político español, sobre todo en la izquierda, que va camino de convertirse en la casa de tócame Roque o cómo te llames. En cuanto a Pedro Sánchez, de seguir cometiendo errores de este calibre, vamos a verle caer del político más valuado al último, excepto en las encuestas de Tezanos.

Estoy curiosísimo por ver la próxima. Si algo ha quedado claro en las últimas semanas es que Sánchez, aparte de mentir cada vez que abre la boca, es incapaz de negociar no ya con sus rivales, sino con sus comilitones. Y si no es capaz de entenderse con unos ni otros, ¿cómo diablos va a gobernar? Bueno, ya lo ha dado a entender: con los votos de la izquierda y el programa de la derecha. Así, cualquiera, dirán ustedes. Pero aunque la derecha e izquierda españolas no son precisamente lumbreras, no llegan a la estupidez de permitírselo. ¿O sí? En cualquier caso, no va a rendirse. Tozudez no le falta. Me lo imagino echando las nuevas cuentas: «Errejón se come a Iglesias, Rivera acepta entrar en el Gobierno con una vicepresidencia y tres ministerios y los nacionalistas…». En el fondo es un romántico, un soñador.