DISTOPÍA DE LOS ERE

ABC-IGNACIO CAMACHO

El Ministerio de la Verdad reescribirá el relato del escándalo antes de darle carpetazo en el Archivo del Pasado

UNA circular del Ministerio de la Verdad, profusamente divulgada por las cadenas de televisión, ha decretado para general conocimiento que el fraude de los ERE no es un asunto del PSOE. La Policía del Pensamiento vigilará en adelante para que ningún ciudadano caiga en la tentación de dejarse llevar por las apariencias que manipulan los enemigos del sistema, y retirará el certificado de progresista a todo el que cuestione las consignas de la Secretaría de Estado de Propaganda que desmienten el malentendido. Queda oficialmente proclamado que resulta falso de toda falsedad que la condena a dos expresidentes de un Gobierno del PSOE, que además fueron también presidentes federales del PSOE, por auspiciar o consentir una trama de ayudas falsas repartidas por altos cargos militantes del PSOE en comarcas y municipios gobernados por el PSOE, con la colaboración necesaria de sindicalistas e intermediarios del PSOE, tenga la más remota relación con el PSOE.

Asimismo el Gobierno, para mayor claridad pedagógica, ha ordenado impartir en las escuelas la asignatura obligatoria de Ciencias de la Corrupción. En ella se enseñará a los estudiantes desde que abandonen la Primaria que la derecha es intrínsecamente corrupta por naturaleza y por principio, mientras que la izquierda está adornada del singular privilegio de la limpieza de intenciones, actos y juicios. Cualquier episodio venal que pueda registrarse entre miembros del Partido debe atribuirse a la perniciosa influencia que ejercen las fuerzas reaccionarias del mal, que trabajan en la sombra para contaminar y pervertir la voluntad de elementos débiles de espíritu. Los alumnos aprenderán que en el momento en que un político (o política) sucumbe a la sugestión del enemigo pierde de inmediato su identidad ideológica y el derecho retroactivo a acogerse a la credencial de progresismo, salvo que su conducta irregular se haya traducido en repartos de carácter distributivo. En ese caso, el sujeto dejará de ser considerado de izquierdas pero podrá acogerse al paliativo de una disculpa moral por no haberse guardado los beneficios en su propio bolsillo.

El aparato del Estado se asegurará de desintoxicar a la opinión pública para evitar la expansión del bulo sobre la implicación del PSOE en la trama de los ERE trucados y desligar a su honorable nomenclatura del escándalo. A tal efecto, la población será sometida por el dispositivo mediático oficial a la repetición insistente del argumentario que exculpa de toda responsabilidad a la organización Alfa y señala la lamentable e incidental desviación de ciertos individuos aislados. La campaña será intensiva pero de corto plazo porque el asunto debe acabar cuanto antes en el Archivo del Pasado, donde el departamento burocrático correspondiente lo reescribirá según las coordenadas ortodoxas del Gran Relato antes de proceder a su definitivo carpetazo.