Ignacio Marcos Gardoqui-El Correo

Ayer fue un día estupendo. Lo iniciamos con el dictamen de la Abogacía del Estado que pide al Supremo que autorice la excarcelación de Oriol Junqueras para que adquiera la calidad de eurodiputado. Le recuerdo que está condenado a 13 años e inhabilitado por sentencia firme, pero parece que si la declaración de independencia fue una «ensoñación», la sentencia ha sido una reprimenda cariñosa que se puede sortear sin dificultad.

Luego vino la presentación del programa de gobierno pactado entre el PSOE y Podemos. Una presentación en la que no se permitieron preguntas. ¿A qué se debe esta prohibición? ¿Tiene algo que ver con la nueva etapa de progreso? Más cosas, ¿cómo es posible que la Abogacía del Estado haya tardado tantos días en emitir su dictamen y los de ERC hayan necesitado unos pocos minutos para darlo por bueno? ¿Quizás porque lo conocieron antes que el propio solicitante, el Tribunal Supremo? Si es así y todo parece indicar que así fue, habremos batido un nuevo récord mundial del desprecio al país.

El programa da para mucho, pero en este breve espacio no hay más remedio que ir, hoy, al bulto. Hay dos partes bien diferenciadas. La primera, la económica emite un intenso aroma podemita. Se va a derribar la reforma laboral, a cuyo amparo han encontrado trabajo varios millones de personas, para eliminar sus partes lesivas. ¿Pero, lesivas para quién? Para los trabajadores que han encontrado trabajo o para las élites sindicales que han perdido poder? La respuesta es obvia.

Luego se subirán impuestos. El IRPF de las rentas más altas y el impuesto de sociedades, con castigo especial para las grandes, es decir para las que pagan salarios más elevados e impuestos más cuantiosos. Brillante. Ni se le ocurra pensar que con este aumento de ingresos -si es que al final se producen-, se van a poder pagar los programas que implantarán las mentes tan progresistas que nos van a gobernar desde el gobierno progresista que busca nuestro progreso. De eso nada, simplemente no da. Así que vaya poniendo sus barbas a remojar…

En cambio, la parte política no mereció ninguna atención. Todos sabemos que la cuestión catalana ha estado delante, detrás, arriba y abajo de la formación de este gobierno. De acuerdo, pues en todo el programa, de más de 50 páginas, se cita una vez a Cataluña y otra al conflicto catalán. Ambas para hablar de diálogo. ¿De verdad quieren hacernos creer que ERC se ha contentado con tan etérea promesa? ¿Por qué razón no se habla en el programa de lo pactado con los independentistas catalanes, las promesas hechas, las cesiones pactadas y los acuerdos alcanzados bajo cuerda. Pedro Sánchez resumió todo con «La España que avanza» Ya solo nos falta conocer hacia dónde. Yo ya estoy temblando…