Francesc de Carreras-El País

Me conformaría con que los líderes españoles se expresaran con la buena educación, mesura y humildad con la que lo hacen Salvador Illa y el doctor Simón

Hace unos días, en el curso de una videoconferencia familiar, un hijo mío nos hizo soltar a todos una carcajada cuando dijo con cara muy seria que, a la vista del “personal político” que tenemos en España, la única solución era que vinieran los hombres de negro, se pusieran al frente de cada uno de los ministerios y designaran Presidente del Gobierno a un holandés calvinista. Naturalmente era una boutade pero creo que expresaba gráficamente el sentir de muchos españoles ante el espectáculo que están dando nuestros políticos. Algunas acotaciones a la situación.

El Gobierno se formó a primeros de enero con un programa pactado entre los dos partidos coaligados, algunas condiciones aportadas por Esquerra Republicana y bastantes ministros y ministras sin experiencia alguna en gobernar, ni siquiera en administrar, incluso casi ni en trabajar. Además, al aumentar los ministerios hasta 22 hubo que trocear los antiguos y asignar a cada uno confusas competencias hasta el punto de que aún no se sabe muy bien qué funciones desempeña cada uno.

En todo caso, está claro que el Gobierno se divide en tres grupos: los socialdemócratas del PSOE antiguo —muy pocos—, los socialistas podemizados y los podemitas auténticos. En las vicepresidencias están representados los tres. Al presidente Pedro Sánchez no está claro dónde situarlo, depende del día. Y en estas llegó la pandemia y el estado de alarma.

De entrada, las más urgentes necesidades a cubrir eran las sanitarias. Tras el confinamiento, ahora estamos intentando resolver los problemas económicos y sociales que tenemos por delante. La famosa Comisión para la Reconstrucción Social y Económica formada en el Congreso ya está claro que no servirá para nada. Algunos ya la llaman Comisión de Deconstrucción, como las tortillas de patatas de los cocineros vascos posmodernos.

Pero lo peor: otros buscan la solución en Europa, y hacen bien, pero utilizando las suculentas subvenciones y créditos, de cifras con muchos ceros, para manejarlas a su antojo para llevar a cabo el programa de enero sin tener en cuenta que la situación ha dado un giro de 180 grados. Piensan, ingenuamente o no, que estas ayudas son gratis y no estarán condicionadas a las finalidades que establecerán, afortunadamente, las autoridades europeas. ¡Con un Presupuesto aprobado en 2018 por otro Gobierno y se van a fiar de España! Estas ayudas no deben servir para anestesiar nuestro tejido productivo sino para activarlo y estimularlo, para hacerlo más competitivo. En la Unión Europea gobiernan socialdemócratas, conservadores y liberales. Gente seria y competente, no prepotentes amateurs de la política.

Yo no pido tanto como mi hijo. Me conformaría con que los líderes españoles se expresaran con la buena educación, mesura y humildad con la que lo hacen Salvador Illa y el doctor Fernando Simón: reconocen errores y rectifican si hace falta. Prudentes y sabios.