No hay Justicias

Juan Carlos Girauta-ABC

  • Hay Justicia, no Justicias. Lo otro es morbo canalla bajo el ropaje de una dignidad ofendida

Corinna imputada y abierta en canal la intimidad del Rey que trajo la democracia. Si no fuera por la exasperante lentitud que desvirtúa nuestra Justicia, cabría enorgullecerse del tercer poder, que no conoce a nadie. Pero los juicios paralelos en programas para lelos, o en las redes ruidosas y furiosas, no forman parte de ningún esquema justo. Es pura y simple maledicencia. Hay Justicia, no Justicias. Lo otro es morbo canalla bajo el ropaje de una dignidad ofendida. Hoy, si no estás ofendido, no eres nadie.

Quiero decir que, por un lado, me complace que la Justicia llegue hasta donde deba. Por otro lado, me deprime que pierda por el camino su naturaleza con ese paso de tortuga, con ese

arrastrarse de caracol que acabará de juzgar a Jordi Pujol cuando cumpla los cien, siendo así que a mediados de los ochenta ya sabíamos muchos en Barcelona de qué pie delictivo calzaban él y su partido. Por otro lado (aquí hay muchos lados, no solo dos; de hecho, en la vida real las cosas presentan a menudo un número infinito de lados, como los apeirógonos); por otro lado, decía, Don Juan Carlos no está procesado ni tiene la condición de investigado. Recuérdenlo los justicieros con ministerio.

En otro de los lados contemplo la paradoja de un país con personajes y organizaciones que siguen blindados como una tarjeta telefónica ilegible (ya les alcanzará la Justicia, tarde y con seguridad), mientras se ventilan las vergüenzas no penales del impulsor, con Suárez, de la Transición. Hágase la Justicia y aplíquense siempre las leyes, pero tengan un poco de vergüenza, si no es mucho pedir, los que han vivido decenios como palanganeros y ahora se ponen estupendos. Por otro lado del apeirógono sabemos que, cuando se investigan e instruyen ciertos casos, existe el riesgo de que los jueces se metan en el dormitorio. Otro lado del extraño polígono nos dice que los violados en su intimidad disponen de una única y triste ventaja: la memoria de pez de las masas. En este caso, creo que, para el tiempo de las redes, lo de la amiga entrañable se digirió hace una eternidad.

Más lados: las cloacas del Estado no eran lo que parecían, ni circulaban por donde nos hizo creer la fuerza que, mientras gobierna, trabaja para liquidar el sistema democrático. Hay otras cloacas de origen venezolano e iraní, por lo menos, que llevan años con la estrategia preventiva de señalar albañales imaginarios o magnificar pequeños sumideros. Reprobables y perseguibles, sí, pero una broma al lado del mar de mierda chavista y neo peronista que nos ha dejado el país para que vengan patrullas de limpieza. Sepan los otrora campeones de la transparencia y el escrúpulo que les hemos visto el plumero. Nadie ignora que la principal amenaza contra la democracia está ahora mismo en la pretensión de extender a la institución de la Corona las debilidades de un hombre que ya no la ostenta, cuando el que la ostenta es intachable.