Cualquiera que se haya dado una vuelta por las localidades que celebran sus festejos patronales se habrá percatado del despliegue publicitario sobre ETA. No se recordaba tanta intensidad desde hace años. Parece como si los terroristas hubieran decidido recuperar el lema ‘Jaiak eta borroka’.
Bajo la densidad del aire sahariano que nos invade estos días, anida el ambiente caldeado que ha dejado la excarcelación del preso de ETA De Juana Chaos, cuya actitud, a pesar de no haber sido visto ni oido desde que salió de la cárcel debidamente escoltado, sigue levantando ampollas. La reacción a su puesta en libertad ha sido, sin embargo, desigual en todo el espectro político, poco contundente en algunos representantes, poco diligente en la Fiscalía General y prácticamente inexistente en el Gobierno vasco; cuya portavoz prefería ayer hablar de la ley de consulta del lehendakari.
Se podría pensar que la calima está causando estragos en aquella población que parece tener sangre de horchata cuando hay que abordar los problemas de frente. Pero no. Nada que ver con el soplo del desierto. Estamos respirando el ambiente que el entorno de ETA ha ido creando en los escenarios de las fiestas populares, entre la pasividad de unos y la comprensión de otros. Después de los golpes policiales recibidos, la banda necesita mantener el ánimo de sus seguidores valiéndose de la agitación y propaganda.
Y están en ello. Cualquiera que se haya dado una vuelta por las localidades que celebran sus festejos patronales se habrá percatado del despliegue publicitario sobre ETA. No se recordaba tanta intensidad desde hace años. Parece como si los terroristas hubieran decidido recuperar el lema ‘Jaiak eta borroka’ (fiestas y lucha) de la época en que los de Batasuna se definían a sí mismos como «alegres y combativos».
La gente calla y los alcaldes de los pueblos no borran las pintadas. Y así logramos ofrecer una imagen la mar de sugerente del País Vasco en plena crisis turística. La carta de De Juana, en la que homenajeó al líder de ETA fallecido, ‘Txomin’ fue leída por una ‘fan’ en una zona ‘liberada’ por los simpatizantes de ETA. Una especie de ‘ghetto’ en pleno centro donostiarra al que no pudieron acceder ni la Prensa ni la Policía.
En Vitoria, Celedón tuvo que atravesar entre la multitud junto a grupos que portaban pancartas con proclamas a ETA. Eso, a plena luz del sol. Después de que cayera la tarde, los encapuchados de turno atacaron la Subdelegación del Gobierno en Álava, convencidos seguramente de que, con su ataque terrorista, habían hecho «cosillas por la liberación de Euskal Herria» como le llegó a explicar el huído Borrero a su propio padre.
En la otra cara de la moneda aparece la diligencia del juez que está investigando si De Juana, con su carta, incurrió o no en delito de enaltecimiento del terrorismo (el Tribunal Supremo condenó en su día a Otegi por haber dicho que ‘Argala’ tenía una gran visión de futuro). La rapidez del partido de Rosa Díez pidiendo a la Fiscalía que actuase ha sido muy tenida en cuenta por las víctimas del terrorismo. Ayer, el alcalde Odón Elorza, con otros representantes municipales, rendía homenaje a quienes sufrieron el zarpazo de este ex preso de ETA, cuyo paradero se supone que forma parte del secreto mejor guardado.
Tonia Etxarri, EL CORREO, 6/8/2008