La vacuna Sánchez

Antonio Burgos-ABC

  • Parece que las vacunas las hubiera descubierto Sánchez

No 12.800. Ni 13.200. Sánchez ha anunciado que serán exactamente 13.000, qué puntería, los lugares de toda España donde podremos ponernos la vacuna anti-Covid. Ya lo tienen todo estudiado… menos la vacuna. Y con la que se ha liado con la vacuna de la gripe, ¿qué pasará con esta? No sabemos aún su efectividad, la superación final de las pruebas con humanos, su capacidad de producción, los porcentajes que corresponderán a España de las unidades reservadas por la Unión Europea, cuando se ponen a ordenar la forma en que serán inyectadas, y a qué sectores de riesgo de la población. Me imagino que la hostelería estará entre ellos. Todo esto me suena a cuento de la lechera. Cuando no sabemos si va a haber leche, además, o si nos pegaremos una ídem con las esperanzas puestas en un remedio que todavía está por ver si va a servir o no, cuándo va a llegar a España y en qué condiciones.

Este Sánchez que no puso un pie en el hospital de Ifema cuando la primera ola gorda del desembarco en Normandía de la tragedia que padecemos. Este Sánchez que no quiso ir por el Palacio de Hielo convertido en trágica morgue de los afectados fallecidos en la terrible soledad de una UCI, lejos de sus seres queridos. Este Sánchez que se aparta cuanto puede de las cifras preocupantes de la curva de la segunda ola, Manola, para que no puedan relacionarlo con una mala gestión gubernamental de los remedios contra la pandemia. Este Sánchez que se lavó las manos muy bien lavadas con gel hidroalcohólico para largar el mochuelo de la responsabilidad a la que pregona como «cogobernanza» con las autonomías que no ha tenido la delicadeza de visitar, sobre todo las más afectadas por los efectos del virus y las UCI hasta la mismísima corcha de colapsadas. Este Sánchez que sigue con su agenda internacional dando barzones con el Falcon y apareciendo en sus insoportables y vacuos «Aló, presidente» de TVE cada vez que le viene en ganas gobernar desde el telediario, que es lo que sabe y quiere. Este Sánchez que se está aprovechando del estado de alarma para perpetuarse en el poder con el muro infranqueable del apoyo de los separatistas catalanes, de sus socios podemitas y ahora, además, de Bildu, herederos de la ETA que no ocultan que quieren ir a Madrid a tumbar el régimen de libertades de la Constitución de 1978. Este Sánchez así descrito en estos cuatro brochazos de la lamentable situación que padecemos, y que Dios sabe dónde nos llevará, si a Cuba o si a Venezuela, pero desde luego que a ningún espacio de libertades, y que le importa un bledo que la lengua española sea perseguida y marginada, y que la enseñanza concertada sea considerada como «lujo para pijos», se nos aparece ahora como el padre de todas las vacunas. Parece que la vacuna de Oxford, la de Pfizer y la de Moderna las hubiera descubierto Sánchez. Y que será poco menos que él en persona, con una bata blanca, quien nos las inyectará. Pero mañana por la mañana mismo, ¿eh? Ni Pasteur, ni Fleming, ni Balmis lo aventajan. Sólo quiere que el día que llegue la vacuna le digan como le gritaban a Franco sus incondicionales: «A ti te lo debemos».