Qué importará que Imaz ofrezca su mejor sonrisa mirando al PSE si, una vez cometido en Andoain ese atropello a la dignidad, sigue justificando el gesto de los suyos. Una reacción que pone en cuestión la credibilidad de sus primeros mensajes nada más coger la makila del EBB.
El arrope que pretendían los jueces hacia el nuevo presidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco en su toma de posesión, logrado con la asistencia del lehendakari Ibarretxe y del consejero de Justicia, no maquilló, sin embargo, la alta tensión que se está viviendo en Euskadi a raíz del enfrentamiento político e institucional de las dos últimas legislaturas. No es de extrañar. La imagen que ayer ofrecía la Euskadi plural y atormentada tenía un contraste difícil de asimilar: El Palacio de Justicia en Bilbao y el Ayuntamiento de Andoain. La participación oficial de los representantes del Gobierno Vasco en el acto de la Judicatura no condicionó los discursos contundentes del recién nombrado Ruiz Piñeiro y del portavoz del Consejo General del Poder Judicial, que pusieron un marcado énfasis en la obligación de ser leales con la Constitución. Pero las referencias explícitas a la falta de amparo que han tenido los jueces vascos, no sólo por la existencia del terrorismo sino por el clima de hostilidad provocado por las instituciones, no desataron, esta vez, un cruce de reproches.
Ayer, quizás por la injustificada actuación de los partidos nacionalistas en Andoain, no tocaba «entrar al trapo» para no seguir alimentando la hoguera de la crispación. Y el mismo consejero Azkarraga que días atrás había comparado a un magistrado vasco que no sepa euskera con uno de Cracovia que aterrice en la Audiencia Nacional, se guardó para mejor ocasión sus críticas haciendo una inusual alabanza a la libertad de expresión que tiene, incluso, el portavoz del Consejo General del Poder Judicial.
Pero como no se puede, ni se debe, diseccionar la realidad vasca como si de compartimentos estancos se tratara, el desprecio de PNV-EA hacia la memoria de Joseba Pagazaurtundua seguía provocando una creciente indignación entre los partidos constitucionalistas y las víctimas del terrorismo. Da la impresión de que, en el empeño que tiene ahora el lehendakari por «humanizar» la fría estadística de las personas que sufren, según sus datos, la violencia de persecución, se le cruzan en el camino los intereses de partido que son, ni más ni menos, los que acaban de dar un golpe en toda la línea de flotación de su campaña de «calor» hacia las víctimas. Y si los intereses del PNV se centran, primero, en apaciguar los ánimos del perdedor Egibar y, además, en atraer a los votantes de Batasuna, no puede permitirse ir con el PP y el PSE, ni siquiera para demostrar que la lucha contra el terrorismo no debería tener uso partidista. Porque si alguien ha preferido optar por las compañías antes que homenajear a una víctima, ése ha sido el partido y su socio del Gobierno Vasco.
En fin, que el «corazón de hielo» de los nacionalistas gobernantes que denunció Maite Pagazaurtundua después de que ETA hubiera asesinado a su hermano Joseba, lejos de derretirse, ha cristalizado en las actitudes del PNV y EA. Da igual que el lehendakari presente una campaña de acercamiento a las víctimas. Qué importará que Imaz ofrezca su mejor sonrisa mirando al PSE si, una vez cometido ese atropello a la dignidad, sigue justificando el gesto de los suyos. Una reacción que pone en cuestión la credibilidad de sus primeros mensajes nada más coger la makila del EBB. Los socialistas hablan de la gran mentira del nuevo dirigente del PNV. Hiel sobre la herida.
Tonia Etxarri, EL DIARIO VASCO, 7/2/2004