Isabel San Sebastián-ABC

  • Gabilondo, Iglesias y García utilizan contra Ayuso esa munición obscena, falseando los datos con desvergüenza

Solo hay una cosa más vil que utilizar a los muertos como armas arrojadizas en la contienda política: emplear esa munición obscena falseando los datos, que es lo que ha estado haciendo la izquierda en Madrid desde el comienzo de la pandemia, con especial desvergüenza a raíz de la convocatoria electoral. Gabilondo, Iglesias y García no han dejado de atacar la gestión de Ayuso echándole a la cara cada fallecido en la comunidad que gobierna, como si el virus letal fuese responsabilidad del PP y como si ella hubiese tenido las manos libres para combatirlo desde el principio, en lugar de sufrir la inepcia del Ejecutivo presidido por Sánchez.

El candidato socialista ha llegado a decir que en el territorio en disputa las posibilidades de morir por Covid son un 54 por ciento más altas que en el resto de España, embuste de grueso calibre desmentido por Fernando Simón, o que la mortalidad aquí es de 2.180 personas por cada 100.000 habitantes, cuando en realidad son 218. Un cero de más que sigue sin rectificar, por si la demasía hubiera calado en la mente de algún incauto. El líder de Podemos, ‘querido Pablo’, no le va a la zaga. Durante el debate televisado del miércoles lo vimos proferir burdas mentiras cargadas de intencionalidad, sin que se le despeinara el moño ni los presuntos ‘moderadores’ le llamaran la atención. No contento con ofrecer cifras de víctimas carentes del contexto demográfico imprescindible para darles sentido, aseguró que Madrid era la autonomía con mayor número de fallecidos de España, lo cual falta a la verdad si se mide la mortalidad en relación a la población, que es lo que hacen las instituciones y los dirigentes decentes en cualquier país del mundo. De acuerdo con ese parámetro, la comunidad llamada a las urnas el próximo día 4 de mayo ocupa el quinto lugar, posición que mejora sustancialmente hasta el cuarto por la cola si excluimos del cómputo la primera oleada de la epidemia, durante la cual asumió todo el control el Gobierno en el que Iglesias desempeñaba funciones de vicepresidente de Asuntos Sociales. Una poltrona desde la cual se arrogó la gestión de las residencias, sin mover un dedo por sus ocupantes, tal como ha puesto de manifiesto un informe del Ministerio de Defensa que desmonta su pretensión de haber sido él quien envió a los soldados de la UME en auxilio de los ancianos. Otro bulo lanzado al aire sin asomo de recato. En cuanto a la representante de Más Madrid, ha utilizado su condición de médico para desacreditar al hospital público Enfermera Isabel Zendal, referente internacional construido en tiempo récord, donde han sido curados millares de pacientes y que funciona además como centro de vacunación ejemplar.

La mentira es el gran argumento de campaña de ese Frankenstein de tres cabezas desesperado por tomar Madrid, con la ayuda del socialista Tezanos, que ha puesto el CIS a su servicio produciendo un engendro falsario indigno de llamarse ‘encuesta’.