Presentar -como hace el Gobierno vasco- la negociación como lo moderno, y la persecución del delito como lo rancio, sólo aporta confusión. Todo se ha intentado contra ETA en treinta años. La historia demuestra que tras cada negociación la banda sale fortalecida. El peso de la ley es la única forma de dejarles fuera de juego. Si es, de verdad, lo que se quiere.
Con el suspenso por tres años, prorrogables a dos, de los partidos que habían relevado a Batasuna en las instituciones, hemos asistido a un partido donde se ha jugado con intensidad en el tiempo de prórroga. Las prisas del juez instructor, nos han brindado escenas tan confusas como la del abogado Iruin refrescándole la memoria al juez sobre el procedimiento (no se podía suspender las actividades de un partido sin, antes, procesar a algún imputado) y Garzón dictando autos «a la carta».
Al final, cumplido su objetivo actual de dejar «fuera de juego» a la misma izquierda abertzale a la que no se le podía criminalizar hace medio año. «Lo importante es comprobar que en ese mundo siguen sometidos a la dictadura de la banda», dice el entorno del presidente Zapatero. Para la oposición, sin embargo, lo importante y lamentable es el tiempo que se ha perdido durante estos años en los que el gobierno creyó que Batasuna podía liberarse de sus vínculos con ETA.
Pero estamos ya de lleno en una campaña electoral en la que los relevos de Batasuna no van a poder presentar sus candidaturas. Un tiempo en el que se debe aprovechar para que los partidos democráticos se ‘mojen’ con sus compromisos con todas las consecuencias. Los votantes necesitan oir mensajes claros sobre la política antiterrorista. Los nacionalistas, hace ya mucho tiempo que no ocultan que no quieren derrotar a ETA sino disuadirla. El PP que siempre ha optado por la linea de la persecución del terrorismo con la ley en la mano se felicita ahora de que Zapatero haya optado por su estilo, y, por lo tanto, le esté dando la razón. Pero el presidente, lógicamente, no lo reconoce. Y no solo eso sino que algunos dirigentes socialistas dan la impresión de no haber aprendido la lección. Y vuelven a tener tentaciones de cometer los mismos errores.
Que un cabeza de lista como Buen haya dicho que «si se diesen nuevamente las circunstancias necesarias volveríamos a intentar acabar con el terrorismo» ha sumido en el desconcierto a familias socialistas como los Múgica y los Pagazaurtundua, que están recordando estos días el aniversario del asesinato de ‘Poto’ y Joseba. Si la pregunta requiere una sencilla respuesta. ¿Por la derrota o la negociación de ETA? Es el Partido Socialista quien tiene que despejar la duda.
Presentar la negociación, como lo moderno, y la persecución del delito, como lo rancio, tal como hace la portavoz del Gobierno vasco no aporta otra cosa que confusión. Todo se ha intentado contra ETA en los últimos treinta años. Todo. La persecución y la negociación. Y la historia nos ha demostrado que la banda sale, después de cada negociación, ciertamente fortalecida.
Si ahora está debilitada y su rama política desorientada es porque les ha caido encima todo el peso del Estado de Derecho. La única forma de dejarles fuera de juego. Si es que, de verdad, se les quiere dejar fuera de juego.
Tonia Etxarri, EL CORREO, 9/2/2008