Romper la baraja

JUAN CARLOS GIRAUTA-ABC

  • A Rita la mataron por nada y a los delincuentes que presidieron una comunidad autónoma hay que perdonárselo todo

No acabo de entender la facilidad con que se da por descontado el indulto a esos dos delincuentes en cuyo socorro está quemando el PSOE la última dignidad que le quedaba, que era ninguna. Sé de sobra que tal facilidad obedece a una lógica impecable según la cual del sanchismo cabe esperar todo abuso. No hay vileza que no accedan a visitar ni lodazal donde no estén prestos a revolcarse. Aun así, normalizar su perversión política –que siempre es estética y es moral– nos mancilla. Interiorizar su lógica mafiosa, aunque sea para criticarla, es lo peor que podemos hacer: su lógica mafiosa es un ordenamiento implícito y alternativo donde nosotros solo tenemos obligaciones y ellos solo tienen derechos.

Le espera la desnaturalización y la muerte a un sistema si la comunidad regida por este deja de escandalizarse por la colonización del Estado, si sustituye por burla o fatalismo el pie en pared. He aquí el único mensaje posible: «No va a suceder lo que pretendéis, o también nosotros romperemos la baraja». El único mensaje dada la crónica desigualdad ante la ley, el amiguismo institucionalizado, la neutralización de la Justicia cuando afecta a sus conmilitones o socios, incluyendo jefes de la ETA. Y lo peor: ese tragar sumiso de los emasculados, que solo conservan el derecho a la ironía sobre su propia desgracia.

No perdamos ni un segundo con las trampitas para párvulos. Que si los delincuentes de la Junta eran buenas personas, que si no se lo llevaron para ellos. A lo mejor hay que organizar un cursillo, no sé, pero vamos que tener que aprender de una vez a tratar con la panda de socialistas, pistoleros retirados, golpistas y neobolivarianos que conforman el sanchismo, esa cosa húmeda y plural que asesina nuestras libertades y derechos. O a tratar con sus terminales, que son muchas porque el pudrimiento de un Estado democrático de derecho avanzado no se logra así como así: requiere de una copiosa capilaridad de la mierda a la hora de infectar la sangre del sistema.

Así pues, salvo que tengamos siete años, evitemos en lo posible discutir desde las categorías y coordenadas de la banda: los honrados que merecen indulto porque desvalijaron el erario para otros, los malos que merecen lo peor porque son de derechas. A Rita la mataron por nada y a los delincuentes que presidieron una comunidad autónoma hay que perdonárselo todo. Dada esta premisa, uno entendería que en el caso del PP algunos se desataran excepcionalmente, que se recrearan un poquito en las sentencias. Sin embargo, su presidente prefiere salir en defensa del PSOE mientras este le escupe. Nada que decir. Allá ellos.

Pero nuestra democracia no es del PP, ni de ningún partido, clan o familia. La democracia es de todos. Si la están descuartizando a plena luz del día, mejor harán los nuevos dictadores en no esperar de todos el mismo aquietamiento ni la misma pachorra de casino provinciano.