Miquel Giménez-Vozpópuli
  • Los separatistas se revuelven inquietos. Debe ser difícil inventarse una trola cada año para la Diada

Gide, aunque a Pla le pareciese un degenerado, solía decir frases acertadas como ésta: “Todas las cosas ya se han dicho antes, pero como nadie escucha hay que volver a decirlas”. Es por eso que ante las bravuconerías de Junts acerca de Aragonés para que declare la DUI este once de septiembre será menester recordar qué pasa en Cataluña. De entrada, Junts – la neoconvergencia – y Esquerra – herederos del bancal de gabelas que los gobiernos de España siempre han otorgado al separatismo – están a matar. Estamos sin presidencia en el parlamento autonómico porque Junts no quiere que se le retire el cargo a Borrás, que tiene un juicio acusada por delitos de corrupción, todo muy ideológico, y sostiene que hay que “Plantar cara a Madrid”. Esquerra, por su parte, dice que si los de Waterloo no nombran a nadie, ya se ocuparán ellos. Así las cosas, Illa, el colaborador pesecero inevitable para auxiliar a quienes desearían dar un golpe de estado para cronificar ad vitam prebendas, negocios sucios, caciquismo y racismo nauseabundo, ha dicho que, hombre, los socialistas podrían hacer un esfuerzo. Traducido: quitarsus vosotros que ya me pondré yo. Paréntesis: ¿se imaginan a Iceta de alcalde de Barcelona y a Illa de presidente del parlamento o, ya puestos, de la cheneralité catalana? ¿Creen que habría muchas diferencias? Ya les digo que no, que los niños seguirían sin poder estudiar español con normalidad, que los medios de comunicación seguirían siendo tan independentistas como ahora y que no se arrancaría la semilla de ese malhadado fet diferencial. Si me preguntan en qué me baso les diré que en los años en los que Maragall fue alcalde y presidente.

Y es que constatada la charlotada de la mesa de diálogo, que es más falsa que un euro con la cara de Chiquito, que los “exiliados” van volviendo como Anna Gabriel muy modositos, amén de los juicios que diferentes personajes del tinglado separata van a tener las próximas semanas por hacerse los valentones de billar sin que nadie haya dicho que no se va a presentar no sea que los vaya a buscar la policía a sus casas, ¿qué le queda por decir a Junts, aparte de que a Rahola, Sanchis y otras hierbas las han contratado en un canal de tv propiedad de un amigo italiano de Artur Mas, porque son muñecos rotos, amortizados y sin más futuro que comer de la mano del amo de siempre? Pues les queda el uy uy uy, el mira que voy, que no me conoces, que como me levante te vas a enterar y ya está. Ojo, eso no quiere decir que no sean peligrosos, ahí están los vídeos de la ocupación del aeropuerto de Barcelona, la batalla campal de la plaza Urquinaona, los cortes de la Meridiana, los insultos a cara perro con constitucionalistas, las intimidaciones en los pueblos, las coacciones a profesores y alumnos, las injurias vertidas a diario desde los medios del régimen y suma y sigue. Si pudieran, harían muchas barbaridades, que nadie lo dude. Pero como han visto que no les hace falta traspasar la línea roja – de momento – gesticulan, hacen aspavientos, amenazan con proclamar de nuevo esa república de los pocos segundos y así sus correligionarios de secta, que secta son y no otra cosa, tendrán su correspondiente inyección de adrenalina para tirar un año más rezongando en contra de Madrid, de España y de la Benemérita.

Así que el golpe de timón de Junts no puede ser gran cosa, si acaso, el golpe de timón que dará Artur Mas a ese yate con el que se exhibe cada verano, tan bronceado y majo él. Finalizo con otra cita que viene al pelo: “La historia es un incesante volver a empezar”. La dijo Tucídides, pero bien podría haberla dicho Pujol. Digo yo.