La serie de Sánchez

JUAN CARLOS GIRAUTA-ABC

  • Casi todo es propaganda en series y documentales, y todo es propaganda en el sanchismo

La preposición importa: ¿es la serie de Sánchez o sobre Sánchez? Entre los infinitos asuntos que merecen serie, alguien ha considerado que este era el más interesante. Las dos productoras afirman que no se trata de un encargo y que todo el riesgo lo asumen ellas. Desmienten pues que usted y yo estemos financiando vía impuestos la hagiografía del autócrata. Ya lo veremos, al final todo se sabe.

La cosa habría ido más o menos así: unos empresarios de sector audiovisual identifican como oportunidad de negocio la exhibición del día a día de Sánchez, incluyendo sus rutinas de trabajo pero también sus reacciones ante acontecimientos inesperados y situaciones difíciles, aprovechando para mostrar su lado humano. Sin que el retrato presidencial acapare para nada los episodios, pues se trata asimismo de acercarse al trabajo y perfiles de los 2.700 empleados del complejo.

Que la serie vaya a estrenarse entre campañas electorales sería así fruto de la casualidad. Que Sánchez tenga en la Moncloa 2.700 personas a su servicio me parece mucho cocinero y mucho ujier, incluso extendiendo ambos vocablos a todos los sentidos figurados imaginables. Que Sánchez tenga un lado humano resulta, en efecto, un descubrimiento que podría otorgar cierto interés real a la serie: «No me lo creo, eso hay que verlo». Que se editen las tomas de un presidente de Gobierno obsesionado con las imágenes icónicas de Kennedy, ora puertas adentro desayunando, ora bromeando con Biden, es incompatible con la neutralidad. Que ‘Las cuatro estaciones’ (título del producto) sea un buen negocio no depende de las mismas variables que operarían con cualquier otra serie.

¿O es que hemos nacido ayer? Un documental sobre Sánchez a emitir en año electoral es un negocio por definición. Negocio para Sánchez de entrada, rentabilidad política. Salvo que se pasen de rosca con la fabricación del estadista, lo conviertan en lo contrario y nos ‘jartemos’ de reír con un Kennedy wannabe. En cuanto a los impulsores, promotores y abrepuertas, los pagos pueden adquirir mil formas. Después habrá que ver la relación que el proyecto mantiene con el mercado, valorar si es la misma que guardan otras producciones sin una conexión política directa con alguien que está en el poder y quiere seguir estándolo. Imaginemos que las plataformas no se interesan. ¿Creen que ‘Las cuatro estaciones’ se quedaría en un cajón? Si la comprara RTVE, ente famoso por su exquisita neutralidad, se desmentiría el desmentido, lo del mercado sería para carcajearse y usted y yo estaríamos pagando la fiesta, como solemos.

Un posado de Sánchez equivale a un cartel electoral porque lo lleva en la sangre. Una serie documental sobre Sánchez convierte a su realizador, lo quiera o no, en una Riefenstatahl local. Curro Sánchez Valera vale, pero no tanto. Casi todo es propaganda en series y documentales, y todo es propaganda en el sanchismo. Vale.