IGNACIO CAMACHO-ABC

  • A Sánchez lo alzó al poder un pacto insensato y es el rechazo a esa misma alianza lo que acabará derribándolo

SERÍA muy divertido que Puigdemont, como ha dicho su abogado, regresara este año a España aunque sea de visita y protegido por la inmunidad europarlamentaria. El auto del juez Llarena en el que le retira la acusación de sedición tras la reforma penal de Sánchez importa poco al presidente por su dificultad para trascender a una mayoría de votantes poco ducha en pormenores judiciales; sin embargo, para su campaña electoral resultaría insoportable la reacción popular ante la estampa del prófugo paseando libremente por la calle. El móvil para venir, siempre que pueda eludir la cárcel, residiría en la necesidad de reforzar a su partido en los comicios locales y competir con una ERC cuyos líderes siguen explotando la aureola de mártires pese a tener al Gobierno de España bajo chantaje. Si lo hace, no habrá argumento exculpatorio que evite al PSOE el coste en votos de esa imagen. Estaba más que advertido por todas partes de que la despenalización del `procès´ acarreará de una manera o de otra efectos colaterales.

De momento es una hipótesis. ‘Puchimón’ ha demostrado que le falta coraje y para superar el temblor de piernas exigirá muchas garantías de no acabar, siquiera de forma provisional, en la trena. Ya tiene la primera: su rendición de cuentas ha quedado atenuada tras la nueva tipificación de delitos y condenas urdida a medida de Esquerra y aprobada bajo la apacible atmósfera social navideña. El Supremo insiste en incriminarlo por malversación en su escala punitiva más dura, pero el reproche por la insurrección se ha disuelto como un terrón de azúcar utilizado por el sanchismo como edulcorante político del conflicto de Cataluña. En cualquier caso, la rebaja efectiva de la imputación y la simple posibilidad de retorno muy aliviado de culpa plantean al jefe del Ejecutivo un grave problema de opinión pública. Muy similar al que Rajoy sufrió con la fuga.

Y es sólo el principio. Ya han surgido peticiones de revisión de veredictos por parte de alguna Audiencia y de malversadores enviados a presidio. La lógica del Derecho admite pocos artificios creativos. El compromiso con sus amigos separatistas va a meter a Sánchez en un severo lío porque sus técnicos y consejeros –y mira que tiene cientos a su servicio– no parecen haber aprendido nada de la ley de libertad sexual a la hora de perpetrar otro bodrio jurídico. Hasta Cándido Méndez, de inequívoca lealtad socialista, ha prevenido sobre la creciente desafección que los retoques legislativos están provocando en el seno de la izquierda y el feminismo. La oposición se frota las manos; del adversario no conviene desperdiciar ningún regalo, y menos distraerlo cuando emprende el camino equivocado. A este Gobierno lo alzó al poder una alianza insensata y ese mismo pacto lo acabará derribando. Merece el estrambote de un Puigdemont aclamado aunque los ciudadanos tengamos que aguantar el escarnio.