• Publicado el lunes día 13 por Santiago González en su blog

Empieza a cundir una sensación de flojera, un cierto desánimo, entre las filas socialistas a medida que se acercan las elecciones municipales y autonómicas de mayo. Van a adelantarse las dimisiones de Carolina Darias, ministra de Sanidad y la titular de Industria, Reyes Maroto, que eran obligadas por tener que hacer frente a los compromisos electorales que las aguardan: la Alcaldía de Las Palmas para Darias y la de Madrid para Maroto. No es que al tipo que preside el Gobierno le de ningún apuro que estas dos acólitas sigan haciéndose campaña desde el Ministerio. De hecho iban a apurar el cargo y la campaña hasta abril, hasta el último minuto, pero hay un problema.

Empieza a cundir la idea de que el 28 de mayo puede haber malos resultados que exigirían una crisis de Gobierno, alguien tiene que pagar esas misas y no va a ser Pedro Sánchez. Por razones prácticas conviene alejar dos crisis para que no se produzcan muy seguidas. El resultado que van a obtener ambas es incierto, aunque puede presentarse algo más favorable para la ministra de Sanidad. Las Palmas es una plaza más amable, aunque ella ha sido un prodigio de incompetencia en un ministerio en el que se ha visto obligada a relevar a ese portento que ahora le aprueba los presupuestos a Pere Aragonès.

Lo de Reyes Maroto es aún más patético, sin necesidad de remontarse a su denuncia de la navajita plateá. Es una candidata a la alcaldía de Madrid que parece un regalo para Almeida en cada promesa sin sentido. Dijo que Madrid tiene 25 distritos, cuando son 21; prometió la gratuidad del bonobús a los menores e 30 años, cuando ese billete ya no existe. También prometió que iba a hacer compatible la tarjeta Familias con la Renta Mínima de Inserción y el Ingreso Mínimo Vital, compatibilidad que ya existe. También piensa integrar la capital de España en la Asociación Gastronómica ‘Saborea España’, a la que pertenece desde hace doce años.

Hay un cierto desánimo extendiéndose entre las filas socialistas, que ven, además, cómo lo que llegaron a considerar liderazgo de Pedro Sánchez hace aguas. ¿Cómo interpretar su intervención en Bruselas para ratificarse en la confianza que tiene puesta en Irene Montero mientras el fiasco de la Ley Sisí supera las 500 rebajas de pena a delincuentes sexuales que se acogen a la misma? La ministra de Igualdad, que compatibiliza en dosis extraordinariamente armónicas la ignorancia y la obcecación, antepone sus creencias a los hechos y ni se va, ni da su brazo a torcer. ¿Dónde iba a ir que más valga la pobre? Claro que él tampoco se siente autorizado a echarla, váyase lo uno por lo otro.

Basta pensar en la posibilidad de que a la Copro se le caigan Valencia, Sevilla y La Rioja para que el sanchismo empiece a reventarse por las cuadernas.

Claro que el socialismo se repite, El 28 de mayo se cumplen 20 años y tres días de aquellas elecciones autonómicas en las que el presidente Rodríguez Zapatero puso una de sus habilidades en Cantabria: el PSOE, que era el segundo partido cántabro, con 13 escaños dio la Presidencia de la Comunidad al tercero, el Partido regionalista de Revilla, que tenía 8, para desbancar al partido más representado, el PP que tenía 18 escaños. Miguel Ángel Revilla empezó a presidir Cantabria y los socialistas bajaron al tercer puesto. Veinte años después la cosa sigue igual.