Una de las genialidades que a veces afloran en las redes es la que venía a aplicar el eslogan de la ley estrella de Sánchez-Montero (Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual), popularmente conocida como Ley del sólo sí es sí, a la Ley de Bienestar Animal, que debemos a Pedro Sánchez y Ione Belarra y que ha sido rebautizada como Ley del Solo guau es guau. No se me ocurre síntesis más afortunada entre las dos grandes aportaciones de Podemos a la jurisprudencia.

Evidentemente una ley de bienestar animal tenía que garantizar el derecho al orgasmo de los bichos, aunque fuera muy contradictorio con la castración también prevista en la ley. El consentimiento ha estado en el centro del asunto toda la vida de Dios. Hace más de trece siglos, si nos remontamos al día en que el rey Don Rodrigo se hizo con los favores de la hija de Don Julián, Florinda, por mal nombre La Cava, en vísperas de Guadalete: “Florinda perdió su flor,/ el rey padeció el castigo;/ella dice que hubo fuerza,/ él que gusto consentido”.

Cuenta el romance que el rey acabó en un sepulcro donde tuvo por compañía una culebra viva. Así lo contaba él desde su sarcófago de piedra: “ya me come,/ ya me come,/ por do más pecado había/ en derecho al corazón,/ fuente de mi gran desdicha”. Todos los niños de Covarrubias sabíamos que lo del corazón era metáfora. Esto no le parecería mal a Ione Belarra que ha despenalizado gentilmente la zoofilia, salvo en el caso de que produzca lesiones al animalito.

Uno no sabe cómo son de sensibles las culebras, especialmente si no tienen práctica en la felación, pero teníamos noticia de que había casos de amor exagerado a los animales. Hubo un tipo sorprendido en la práctica de sexo no venal con su animal de compañía. El Código Penal anterior preveía una pena comprendida entre tres meses y un día y doce meses, además de inhabilitación de un año y un día a tres años para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales(…), el que por cualquier medio o procedimiento maltrate injustificadamente, causándole lesiones que menoscaben gravemente su salud o sometiéndole a explotación sexual. (Art. 337 del Código Penal). No tuvo reproche penal, aunque nadie le libró de sanción social; a partir de entonces se le encasquetó el mote de ‘Puteaperras’ que lo acompañó hasta su fallecimiento.

El PSOE ha querido debatir la reforma por vía de urgencia, pero se ha quedado solo frente a Podemos y sus socios y la urgencia no podrá ser tanta como para que se vea la próxima semana. Tendrá que esperar hasta el 7 de marzo, Santo Tomás de Aquino y víspera del 8-M. La fecha deja un poco en evidencia al PSOE ante su socio de Gobierno, mientras el número de delincuentes sexuales con la pena rebajada por la ley Sánchez-Montero superaba  los 500, de los que eran excarcelados 46.

Sin saber si reincidirá uno de los 46, el catedrático de Derecho Penal de la Universidad Autónoma, Juan Antonio Lascurain, ya le está viendo las pegas a la reforma que propone el PSOE: El prevalimiento de superioridad (de 7 a 15 años) está más penado que la intimidación (de 6 a 12). Está más penada la sumisión química (de 12 a 15 años) que la penetración por la fuerza (de 6 a 12). La ministra de Igualdad calificaba de ‘violencia política’ la referencia de una diputada de Vox a su relación con Pablo Iglesias. Lo que uno no entiende es la vocación de Cirineo que ha desarrollado Alberto Núñez Feijóo. Le van a endosar la cruz para él solo.