Miquel Giménez-Vozpópuli
  • ¿Quién osa decir que la diputada separata Miriam Nogueras no es española de los pies a la cabeza, eh? ¿Quién?

La gente es mala y demasiado propensa a criticar a prójimos y prójimas. Un poquito de por favor. Ahí tienen ustedes a esta santa, doña Míriam, que ha visto como la ponían de chupa de dómine por apartar la enseña nacional durante una comparecencia de prensa en el Congreso de los Diputados. Y eso que la mujer, con esa cara que ponen los lazis que es más falsa que un euro con la cara de Paquirrín, ha dicho que lo que sucedía es que la bandera de España “Estaba demasiado enganchada” – se supone que a su cuerpo serrano – y que la otra bandera presente, la europea, “La representaba más y era muy chula”. Son razones de peso, no me lo negarán, panda de facciosos. ¿Pues se quieren creer que a la pobre Nogueras le ha caído la mundial encima? Si es que no hay tolerancia, ni empatía ni suelto para limosnas..

Yo afirmo solemnemente aquí y en la China popular que aquellos que le afean la conducta tildándola de anti española se equivocan más que una encuesta de Tezanos. La señora Nogueras es una española de pro, de bien y de cúbito supino si menester fuera. ¿Cómo iba a estar en contra de la patria común de todos que le proporciona un sueldo anual de 117.698 como diputada desde hace tres años y medio, que le permite gozar de una libertad de expresión tan enorme que puede decir que España es un “Estercolero putrefacto”, apartar la bandera nacional y, a pesar de ello, pasearse por Madrid con una seguridad total y absoluta? ¡Claro que es española, maledicentes ultras! Porque quienes ni vivimos ni cobramos de España, ni podemos pasear por Cataluña sin que algún imbécil se acuerde de nuestra parentela o intente pasar a mayores – experiencia personal, les recuerdo -, ni se nos permite expresarnos en los medios de la generalidad con la libertad de Nogueras y ya no digamos ostentar un cargo de representación somos mucho menos españoles que la señora, que debe amar con pasión de culebrón turco esa patria a la que vitupera.

¡Claro que es española, maledicentes ultras! Porque quienes ni vivimos ni cobramos de España, ni podemos pasear por Cataluña sin que algún imbécil se acuerde de nuestra parentela o intente pasar a mayores

Pero no hagan caso porque, al fin y al cabo, Nogueras sigue llevando en su bolso un DNI en el que pone que es española, y seguro que tiene un pasaporte en el que dice lo mismo, y declara a la Hacienda de España a pesar de que en su día los lazis tuvieron la ocurrencia de sacarse de la manga una hacienda catalana a la que no acudió a presentar su declaración ni el Tato.

Sí, tiquismiquis de la política, Nogueras, portavoz de Junts en la sede de la soberanía nacional, esa mujer de buena familia, copropietaria de una empresa del textil – qué catalán -, esa dama del separatismo que sucedió en la portavocía de Junts a la ínclita Laura Borrás, lo que ya es suceder, es española, vaya si lo es. Y si hace todo eso es para provocar en nosotros, el resto, una reacción de patriotismo. Ella se sacrifica ocupando un escaño que no es de su gusto y cobrando un dineral que triplicaría si se dedicase a la cosa del hilo solo por nosotros, para que reaccionemos, para que sintamos cada vez más esa bandera que a todos nos une e iguala por encima del textil, aunque la bandera sea de tela y la señora tenga ídem.

Ella se sacrifica ocupando un escaño que no es de su gusto y cobrando un dineral que triplicaría si se dedicase a la cosa del hilo solo por nosotros

No, Míriam Noguera no le ha hecho ningún agravio a la bandera apartándola. E incluso alguien con mala fe, que de todo hay en la viña del señor, pensará que fue la rojigualda quien se apartaba sigilosamente de la señora en cuestión y que ella, para disimular, fingió que la movían sus manitas. Quizá alguno de los compañeros presentes en la sala de prensa pudiera aclararnos este extremo. Por cierto, ¿tan poca dignidad queda en este oficio de castigar la cuartilla que ninguno de los compañeros allí presentes tuvo el gesto de levantarse y decirle a la Nogueras que buenas tardes, Maricarmen? Ojo, que a lo mejor será que tampoco les gusta que esté ahí la enseña nacional. A mí ya no me extraña nada.