Alberto Ayala-El Correo

Falta apenas mes y medio para las municipales, autonómicas –en doce comunidades– y forales –en Euskadi–, y los nervios empiezan a dejarse entrever en las manifestaciones de algunos políticos. Unos, en su obsesión por soltar lastre interno, como el castellano manchego Page en continua brega por marcar distancias con Pedro Sánchez. Otros, intentando quedar desde ya lo mejor colocados posibles para que las valoraciones encajen el día después, sean casi cuales sean los resultados.

El último año, el PP y sus potentes terminales mediáticas y sociológicas han venido trasladando a la opinión pública la sensación de que España se teñirá de azul tras la cita del 28-M. Por ello no ha dejado de sorprender que Núñez Feijóo mostrara esta semana su convencimiento de que el PSOE aguantará en esta cita mejor que en las generales.

¿Una demostración de sensatez del político gallego? ¿La mejor manera de evitar que un buen resultado derive en frustración por marcarse objetivos demasiado ambiciosos? ¿Información privilegiada en forma de sondeos que confirmen que desde hace algunas semanas los conservadores han dejado de subir y decrecen? Posiblemente un poco de todo ello.

Como decía, el 28-M se renuevan los gobiernos de doce comunidades, además de los de Ceuta y Melilla. El PSOE preside hoy nueve de esas autonomías y cogobierna otra (Cantabria, que preside el regionalista Revilla). Los populares, dos (Madrid y Murcia). Y las otras cinco autonomías no celebran elecciones. Tres de ellas están en manos populares: Galicia, Andalucía y Castilla y León (donde cogobiernan con la ultraderecha). Euskadi, que tiene un ejecutivo PNV-PSE y Cataluña, con Gobierno de ERC.

Núñez Feijóo podrá cantar victoria si Ayuso revalida mayoría absoluta en Madrid, el PP conserva Murcia y logran teñir de azul alguna comunidad socialista y, por ejemplo, un ayuntamiento tan emblemático como el de Sevilla. Los sondeos dan por hecho que así ocurrirá con La Rioja y conceden posibilidades a los conservadores en Aragón, Valencia, Extremadura y Castilla-La Mancha.

Para Sánchez, el objetivo es el contrario. Sin opciones en Madrid ni en Murcia, se trata de que el 29-M no pase del rojo al azul ninguna autonomía socialista, excepto La Rioja… Y por supuesto la Alcaldía hispalense. Depender de Podemos o de plataformas de la España vaciada como Aragón Existe para mantener el poder no representa ningún problema. Cuestión diferente es que EH Bildu obligue a los socialistas a retratarse y a hacer alcalde de Pamplona con sus votos a su candidato Joseba Asirón para que Chivite conserve la comunidad.

Para Feijóo los pactos sí pueden ser un problema serio. El líder conservador lo último que quiere es tener que gobernar más autonomías como Castilla y León, es decir en coalición con Vox. No digamos nada si Ayuso queda sin mayoría absoluta, y aunque no cogobierne con la ultraderecha depende a diario de ella en el Parlamento regional. Es la foto que aguarda Sánchez para vender de cara a las generales que no hay más que dos opciones para España: él con las izquierdas o Feijóo con derecha y ultraderecha.