IGNACIO CAMACHO-ABC

  • La política de personal de Bildu consiste en colocar a los terroristas en comisión de servicios. Políticos o jurídicos

Los nombres parlantes son una tradición de la literatura clásica. Abundan en la mitología griega, en los romances medievales, en Homero (que viene a significar ‘ciego’), en el Quijote, en Gogol, en Tolkien, incluso en el santoral religioso. Los estudiosos los llaman ‘caractónimos’, porque contienen una semántica interna relacionada con el carácter o los atributos del personaje que los lleva. Algunos psicólogos modernos sostienen que la elección del nombre acaba por influir en la personalidad del niño, y hay adultos que por diversas razones se cambian de apellido para eludir alguna connotación de sentido pintoresco –del tipo Armando Guerra– o simplemente ridículo. A veces, los padres que bautizan de un modo determinado a sus hijos reciben del destino una sorpresa o un guiño: así, hubo un Gustavo Adolfo Bécker (con k) que en vez de dedicarse a la poesía destacó en atletismo y llegó a competir en unos Juegos Olímpicos.

El abogado Txema Matanzas no es, como ningún otro ciudadano, responsable de su patronímico. Sí de haberle dado sentido orientando sus pasos por el camino de la colaboración con el terrorismo. Durante años fue el enlace entre los presos a quienes defendía y la dirección de ETA, actividad que le costó diez años de condena. Según la sentencia, entre otras misiones tenía la de señalar en la prensa a los funcionarios de prisiones que el ‘Frente de Makos’ consideraba demasiado estrictos en su tarea, con las consecuencias de las que Ortega Lara –a cuyos secuestradores representó– puede dar fe por experiencia. Cuando cumplió su pena recibió el correspondiente homenaje de bienvenida en su pueblo, el festivo ‘ongi etorri’ con que esta tribu acostumbra a mostrar su peculiar concepto del arrepentimiento. En los últimos tiempos trabaja en aliviar la situación penitenciaria de esos pistoleros para quienes las matanzas, individuales o colectivas, eran un gaje más de su oficio siniestro.

El ilustre letrado ha sido designado por Otegi miembro de la Junta Electoral de Álava, en la cuota de representantes de los partidos, para supervisar la integridad de los próximos comicios. Un gesto de moderación habida cuenta de que en las listas electorales figuran varios asesinos; quizá Bildu no ha encontrado entre sus filas ningún sicario homicida con estudios jurídicos. (Hay convictos que se han sacado en la cárcel el título de Periodismo y tal vez un día dirijan en ETB programas televisivos). Así va perfilando la coalición tardoetarra su política de personal en la ‘nueva normalidad’ abierta por el sanchismo: la pertenencia a la banda como mérito preferente en el currículum. Mientras más delitos lleven a cuestas –incluidos los de sangre–, mayor grado de confianza y compromiso. Y aunque estén en el retiro siempre se les puede encontrar a los amigos un sitio donde ejercer en comisión de servicios. Raro será que alguno no acabe de ministro.