Ojo, que aún no está ganado

JUAN CARLOS GIRAUTA-ABC

  • El mejor favor que se le puede hacer a España es desalojar al gran mentiroso del poder

Que la glosa de personajes secundarios no nos aparte de lo importante. Sabemos que los principios de María Guardiola eran contrarios a los intereses de los extremeños, ella misma lo ha reconocido sin darse cuenta. Vale, pero la arena sigue cayendo en el reloj. Como pide Camacho, lo suyo sería que dimitiera —hoy mejor que mañana— pero si no lo hace, lo único que sucederá es que Extremadura seguirá teniendo un presidente de izquierdas. Al menos el sector primario lo gestionará la derecha, y si alguien cree que eso es poca cosa, como ha sugerido el PP, siempre en modo defensivo, no se entera de nada. Aquello tiene miga y tiene gracia, pero hay que centrarse: tenemos la posibilidad de librarnos de Sánchez este mismo mes. Quizá no haya otra oportunidad para salvar el sistema del 78 y la integridad territorial.

Sería imperdonable seguir confundiendo al votante antisanchista. Afearle, por ejemplo, que use su papeleta en contra de alguien en vez de usarla en favor de algo. Pero el mejor favor que se le puede hacer a España es desalojar al gran mentiroso del poder. ¡Qué poco civilizado —vienen a decirnos— es eso de votar por aversión, qué poco constructivo! Como si aquí se hubiera votado alguna vez en otra clave. Hasta la victoria formidable, de alcance nunca repetido, obtenida por Felipe González en 1982 encerraba unas ganas tremendas, no digo que justificadas, de aniquilar a la UCD, de machacarla, escupirla, olvidarla. Por eso pasó de los 168 escaños de 1979 a 11. Y no es que aquel gran resultado que se esfumó—y por el que hoy venderían a su madre los dos partidos que siguen empeñados en la falsa tesis de la naturaleza bipartidista del sistema— hubiera sido flor de un día: UCD venía de levantar 165 diputados en 1977. O sea que sí, incluso el récord de los 202 escaños de González en el 82 llevaba un veneno antiucedista cuyas raíces no están del todo esclarecidas. El ministro de Sanidad, Jesús Sancho Rof, sufrió el primer character assassination de la democracia por decir coloquialmente, cuando lo de la colza: «El mal lo causa un bichito. Es tan pequeño que si se cae de la mesa se mata». ¿Qué merecen entonces los lamentables gestores de la COVID por alentar la asistencia a la manifa del 8-M, por negar la utilidad de las mascarillas, por perseguir las críticas al Gobierno en las redes? Nadie se acuerda, cosas del doble baremo, pero la frase del catedrático Sancho Rof la recuerdan todos los que tienen edad suficiente.

El PP, salvo Ayuso, acepta el doble baremo. Por eso se avergüenza de pactar con Vox en vez de ceñirse a denunciar la invasión institucional, la naturaleza del sanchismo, que incluye a la ultraizquierda, al golpismo separatista y a los desencapuchados. Sepan los que ya se inclinan ante Feijóo que hasta el 23 por la noche no hay nada ganado. Que, sin colmillos, un solo debate con el gran navajero político puede ser fatídico.