Cristian Campos-El Español

Ayer miércoles fue el Día Internacional del Cinismo. Lo inauguró Bildu diciendo que el eslogan «que te vote Txapote» ofende a las víctimas del terrorismo. Porque es obvio que incluir a los asesinos de esas víctimas en sus listas electorales, en cambio, les entusiasma. Por no hablar de los homenajes a los terroristas que salen de prisión: mientras no se grite en ellos «que te vote Txapote», todo perfecto. 

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María Jesús Montero dijo que «la mentira inhabilita a Feijóo para ser presidente del Gobierno». Aparentemente, la vicesecretaria general del PSOE no tenía a ningún otro mentiroso más a mano, así que tuvo que apañarse con Feijóo. 

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El tercer cinismo del día. Una llamada retórica de Feijóo a que los trabajadores de Correos hagan el máximo esfuerzo posible por garantizar el derecho al voto de los españoles que han pedido votar por correo se convirtió, en los medios afines al Gobierno, en una supuesta alusión del candidato popular a un presunto pucherazo electoral. 

Dejando de lado que la rentabilidad electoral de un «escándalo» de vuelo gallináceo como este sería mínima incluso aunque la presunta alusión de Feijóo a un pucherazo fuera cierta (¿qué español piensa «oh, Feijóo está poniendo en duda la limpieza de nuestro impecable proceso electoral, voy a retirarle mi voto»?), ¿quién en su sano juicio va a creerse que el líder popular es un conspiranoico trumpista capaz de asaltar el Congreso de los Diputados si las elecciones no le dan ganador? 

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Sánchez, en respuesta a una pregunta sobre su actitud durante el debate del lunes: «Me considero un político con convicciones y principios, y me rebelo cuando oigo una sarta de mentiras como en el debate». 

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El último cinismo. La actriz Marisa Paredes anunciando poco menos que la vuelta del franquismo a España si el PP gana las elecciones.

La insistencia de la izquierda política y cultural en vías no sólo muertas desde el punto de vista del marketing electoral, sino incluso contraproducentes, es digna de admiración. El discurso lleva siendo el mismo desde 1978 y en su núcleo más elemental no ha cambiado una sola coma. Franco, la Iglesia y el tópico del derechista mojigato y meapilas, pero violento y despótico con mujeres, minorías e inmigrantes. La corrupción, como el valor en el Ejército, se le da por supuesta. Un hombre de paja burdo y caricaturesco, pero al que la izquierda fía una y otra vez su éxito en las urnas

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No voy a dedicarle mucho espacio al tema, pero la reacción de regocijo de al menos una parte de la izquierda a la noticia de que Isabel Díaz Ayuso ha perdido el bebé que esperaba (sólo hay que echarle un vistazo a los comentarios en Twitter, incluso de cuentas de periodistas de medios de izquierdas) demuestra la necesidad de que España dé carpetazo este 23 de julio al clima político que ha reinado en España desde la moción de censura de 2018. Un clima que tiene responsables con nombres y apellidos. Algunos de ellos ya han desaparecido de la política. Pero otros se presentan de nuevo a las elecciones. Los españoles deberían tenerlo en cuenta dentro de diez días

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Siguen coleando las dos docenas de pedaladas de Teresa Ribera el lunes en Valladolid. De la noticia, de hecho, han hablado ya la cadena australiana Sky News, Jordan Peterson e incluso el luchador Connor McGregor, que utilizan a la ministra de Transición Ecológica como ejemplo de la hipocresía de unas élites que utilizan el pretexto climático para justificar medidas fiscales, agrícolas o industriales impopulares mientras ellos ejercen el innoble arte del postureo a cargo del patrimonio ajeno. 

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Un candidato de Sumar se negó durante un debate a mirar a la cara a la candidata de Vox. ¿Se imaginan la escena al revés y entre un candidato de Vox y una candidata de Sumar? De talibán, machista y cavernícola no bajaban los titulares. 

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Anteriores entregas de Maldades en campaña:

Día 1: Empieza fuerte la campaña: Yolanda propone amordazar a los medios

Día 2: El mejor escenario para Sánchez nos conduce a segundas elecciones

Día 3: Estas elecciones las va a ganar quien tenga más ganas de ganarlas

Día 4: El PP no se está enfrentando a sir Winston Churchill, sino a Sánchez

Día 5: Sánchez ha desaprovechado su última bala pegándose un tiro en el pie

Día 6: A los votantes de Vox les gusta más Feijóo que a los del PSOE Sánchez